lunes, 30 de noviembre de 2009

Confesiones a medias y cuatro cuentas de collar

No teníamos más cuentas de collar. Ejecutamos a unos cuantos salmos llorones y rompimos cuatro páginas nomás. Comprometimos nuestras llaves con sus cerraduras apuestas, averiguamos cómo saltar sin caer desde tan alto. Respondimos a las mismas preguntas una y otra vez hasta quedarnos con una o dos palabras en la mano, y de la mano a la mesa, y de la mesa al desván. No supimos qué hacer con cada palabra, no supimos dibujar ni reír, ni siquiera trazar un plan. Las arrinconamos como quien ya ha perdido la noción del tiempo, o como quien lo conoce demasiado bien como para verlo, las arrinconamos como quien ya ha perdido el sentido en que giraban las agujas del reloj. Estupendamente reunidos con las patas bajo una mesa y las manos entre ese “uno” y ese “otro” lugar, aprendimos a decir callando todo lo que aprendimos. Y lo aprendimos casi sin mirar. Recomenzaba y nos dijimos “no hay tiempo”, y tras la puerta tú dijiste “ya no hay cuentas de collar”.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Microrelatos de 151 palabras: (intrusiones de Haruki Murakami y el pájaro de da cuerda al mundo) May Kasahara

– ¡Señor pájaro-que-da-cuerda!–gritó alguien desde el jardín. Era May Kasahara. Levanté los ojos de mi cuaderno gris y me ajusté la corbata. El nudo en la garganta me hizo atragantar unos cuantos alaridos y pernoctar algunas pausas. Reconocí el ardor de mis mejillas tras advertir paulatinamente el sudor de mis manos. Revolví en los bolsillos para ver si encontraba un maldito kleenex. Omití unos cuantos resoplidos silenciados. Bebí un poco de agua. La escupí de inmediato al reconocer el sabor envilecido de la acuarela. La tinta se regodeó en mis fauces. Seguí buscando ese kleenex. Comprobé que mi camisa siguiera intacta. Volví a alzar la mirada. Llevaba las mismas gafas de sol oscuras que la primera vez que la vi, un pantalón de algodón de color crema y un polo negro. Me quedé irremediablemente clavado en la silla. C'est tout. No es algo que se pueda explicar con facilidad.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Microrelatos de 151 palabras: Haijin Koala

Los tigres lloran/ antes de descifrar/ su enjaulada paz.
Erosión y exotismo sublimado entre tres trozos de metal.
El antifaz del felino y el uniforme de pez del sultán.
La memoria triste de los elefantes que vuelven tras el carnaval.
Quisimos relatar mil veces las vicisitudes experimentadas entre palmeras y jaulas, entre cacahuetes y pingüinos desternillándose en mitad de un clima tropical. Nos desvivimos por encontrar mil veces la frase perfecta, la composición inapelable de nuestra aguada existencia en aquel tremebundo lugar de vacaciones sin fecha de caducidad. Averiguamos cómo construir un túnel que pudiera llegar a esos seres cubiertos de carne rosada que andaban tiesos y enderezados como el cuello de la jirafa. Quisimos dejar de gritar para hablar un poco más bajito, a la altura de los de los ojos clavados en nosotros. Entonces Haijin dijo:
La muerte insulsa
del koala que se plañe
sonriendo al pasar.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Las ciudades y las plegarias, y ese mismo animal.

En las ciudades sumergidas del alma, someteremos a nuestro ser en calma, preguntándonos más de mil veces quién nos incitó a agachar la cabeza. Preguntaremos más de mil veces a cuántas ovejas sacrificamos antes de cenar. Y volveremos cien veces cien metros atrás, mucho antes de darnos cuenta que el retroceder nunca estuvo tan lejos de avanzar.

sábado, 14 de noviembre de 2009

3 a 2

Kikumiro Kan
merodea distante
cerca del rosal.

Kikujiro San
revolotea como
una oveja fue(ra del corral).

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Dieciséis rimas fáciles para pájaros asonantes y melodías atropelladas en el arcén.

Los pájaros insisten en ser.
En ser seres capitales de nuestra ignorancia.
Los pájaros comentan que al nacer.
Tuvieron serios ya problemas de perseverancia.
Los pájaros dirigen su quehacer.
Brindando Pléyades y Eneidas por nuestras espaldas.
Los pájaros presienten sin saber.
Que estamos rotos y estrellados bajo sus airados pies.

Los pájaros encuentran un desdén.
Deseando nada más que el riesgo de su sin-caer.
Los pájaros revuelven su vaivén.
Puliendo espéculos y estómagos sin co(no)cer.
Los pájaros se inyectan en su sin-saber.
Colmados siempre de sus bolas del re-conocer.
Los pájaros se cuelgan del supuesto Edén.
Birlando trípanos, rojos y exlibris, Benedictus por recomponer.

martes, 10 de noviembre de 2009

Microrelatos de 151 palabras: Sonido final

Alargábamos el sonido hasta el final. Como quien cambia de plano por no ajustar del todo las mirillas, como quien se concede un minuto de más. Lo alargábamos hasta hacernos chirriar los tímpanos, hasta hacer saltar las campanillas. Recomponiendo una y otra vez los pedazos de la erosionada filatura, sincopada a trechos y descompuesta en todas sus heces. Extorsionamos la voz hasta hacerla brillar dentro de un témpano vítreo, hasta encadenarla justo antes de su extremaunción. Exorcizada Desideria. Dijiste, mano de santo, yo dije eres santo de la mano. De Dio. Y sin complejos ni indiscreciones salimos a fumar. Como quien se guarda la última carta bajo el rincón penúltimo de la camisa, como quien se sienta y silba después de haber saltado cincuenta metros de un sólo trago. Te dije, no molestes a los muertos, no rezumes campanas, no alargues tanto esa melodía, se te va a cortar.

lunes, 9 de noviembre de 2009

(...) To drink eating desire like a distraction

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Bebo y como deseo cómo distracción.
Me dijo me perfumo y me huelo como deseo.
Me dijo me deseo y me respiro cuando me muevo.
Bebo y como deseo cómo distracción.
Me dijo no escribiré sin más para que escuches.
Me dijo no escrutaré tu pan tan sólo porque sí.
Me dijo no jugaré más cartas si luego me devuelves.
Bebo y como deseo cómo distracción.
Mientras espero a que me traigas algo de comer.
Mientras espero a que me digas algo con sabor.
Mientras espero a que me muerdas un poco más fuerte que anteayer
- cuando sobresalían los hombros y los palmos -
- cuando inundabas con leche los acantilados -
Mientras recojo envoltorios y migajas, estoy atenta hasta el final.
(...) To drink eating desire like a distraction.
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viernes, 6 de noviembre de 2009

La razón de nadie

La razón de nadie se quedó sentada como una taza. Se olvidaron de echarle sal, se olvidaron de apimentarla. Se dijeron que una taza era tan sólo una taza, y que la razón, más valía olvidarla. Se dijeron que valía más un trago que cien palabras, se repitieron que conservar el calor era más bello que etiquetarlo en el papel. Porque bonitos son los muertos que se afichan, pero más lo son los que se quedan sin decir palabra. Y por colgar que no queden cuadros ni persianas, estanterías ni fundas de sofá. Que por silbar no queden melodías varias, algarabías y escenas de baile, cuarenta frailes en Ford Fiesta y un nudo de nogal.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Mas allá del arcén

El mundo se aguanta sin remos. Como una barca absurda, como un arca sin red, como un tren sin suelo, como una estancia sin pies. El mundo se aguanta por los pelos y ensoñamos paredes y establos sin ningún tipo de freno ni rehén, sin asomarnos demasiado al precipitado arcén, sin percatar demasiado que la tierra alargó su mano para darnos algo que coger, sin percatar todavía menos que la tierra nos estuvo a punto de coger.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Microrelatos de 151 palabras: Sebastópol

Cuatrocientos abrazadísimos y estrechados apretones sulfúricos. Inaugurando la escalinata del Sebastópol. Superamos vertiginosamente las idiosincrasias testarudas y las infinitas tarántulas del autocontrol. Aventurándonos descosidamente a la panacea de lametazos incandescentes y mordeduras imposibles. Amígdalas religiosas en el rez-de-chaussée. Precipitada y bochornosa generosidad. Pantalones y recovecos arremolinados. Agarrados sin conocimiento. Pasaporte primerizo a la intrepidez. Vaticinando lo insondable. Escudriñamos galerías portuarias. Cabalgamos infinitos laberintos de envergadura unicelular. Abrazadísimos y estrechados. Absolutamente hipnotizados por la naturaleza inalcanzable de la ensoñadísima concavidad. Enajenados a las posteriores lamentaciones, a los inevitables derrumbamientos de la infraestructura. Arrebujados y yuxtapuestos. Descerebrados sin acreditación. Mordeduras incandescentes. Luminiscencias varias. Reparaciones imposibles. A posteriori absolutamente amordazados. Sebastópol predecesor de galerías desertadas. Sebastópol antecesor de esdrújulas disonantes. Ralentizados sin-brújulas y sin concavidad. Apoltronados y estúpidos. Enamorados de la envergadura precipitándose. Acartonados en redundancias, navegantes sin tripulación. Transeúntes desmigajados, esmirriados polisíndetons de vertederos encontrados. Anonimato absoluto. Cabizbajos dibujamos cuatrocientos quilómetros out-of-control.

martes, 3 de noviembre de 2009

Tiempo muerto

¿Y si dijéramos que el tiempo,
al igual que la energía,
ni se crea ni se destruye,
tan sólo se transforma?

domingo, 1 de noviembre de 2009

She has power to wake the dead

Later in the night he saw, strangely,
the picture of himself as he
had been before she came. He thought:
"She has power to wake the dead".
IZAK DINESEN, Tempests

Ella tiene el poder de despertar a los muertos. Ella tiene rostros y sombras y voces y tiempos diferentes, nombres que no serán nombrados o sí, o lo serán como en las estelas o en la fabulación de sueños no cumplidos. Pero quienquiera que sea o haya sido, tiene el poder de despertar a los muertos. Ella, Lilith, la de todos los nombres, la intercesora, la telaraña, Diana de las encrucijadas, ángel azul, final refugio de Peer Gynt, restañadora, lamia, madre de la historia.