jueves, 31 de marzo de 2011

De la nada hasta mañana

Ya no quedan sueños en los espacios que compro cada tarde;
se han ido saliendo del agujero que los llevaba
plácidos hasta el otro lado.
Ya no quedan sueños guardados uno a uno
tras las hojas de los árboles;
se han quedado tiesos de un soplido diáfano y agigantado.
Ya no quedan ratos de colina amedrentada,
ni tobillos sin soporte ni guante,
ni mandolinas ni jeringas ni cucharas,
ni cucarachas ni rodillas ni manchas,
ya no quedan pueblos desarmados ante las navajas,
ya no hay mar que valga un rato y no otro,
ya no hay sonrisa escuálida,
ya no hay muchachos tristes en el balcón,
ya no hay llantos de hormiga,
ni servilletas rotas,
ni páginas cortadas ni sombrillas con alas,
ni bambalinas ni espadas,
ni escaparates ni músicas vanas,
ni sonajeros ni muertes anunciadas,
ni dibujos, garabatos ni gradas,
ni represalias, ni viejas achuchadas.
Ya no quedan ratos de albóndiga pesada.
Ya no quedan vaivenes, ni coartadas.
Ya no queda nada de nada,
de todo aquello, de todo lo otro,
de lo demás, de lo tuyo ni de lo nuestro,
ya no hay nada sentado en este sillón de alfalfa,
ya no hay nada vivito como un pez fuera de su pecera,
ya no hay nada que se mueva por encima de este montón de tierra,
de este amasijo de alfombras y ruidos y retortijones
retuertos pero nunca muertos,
sobre esta mesa cuadrada de cristal que grita a ratos,
oídme no hay nada en ella ya,
sobre esta muerte de marfil,
sobre este tiesto de bosquejos,
sobre este río de extremidades,
sobre este pan de maleza asemillada,
sobre esta cortina gastada,
sobre este tablón de madera no hay nada,
nada de nada, nada desde entonces,
hasta el momento y por lo menos hasta mañana.

lunes, 28 de marzo de 2011

Cada sonido es un reloj

Cada palabra es un ruido que salta.
Cada sonido es un color dibujado en el zapato.
Cada pronuncia es una llama dormida al fondo del reloj.
Cada instrumento es un hueco que se salva cuando habla.
Cada segundo es un latido a punto de cruzar.
Cada tambor es un señor que carga con su suerte.
Cada ruiseñor es un aullido y es una voz.
Cada maullido es el retorcido esfuerzo de una guitarra.
Cada remolino es un agudo que sube, sube, sube y cae.

viernes, 25 de marzo de 2011

Las risas, las ruinas y el polvo

Si las ciudades son polvo y el mar se instala en la ciudad.
Si los gobiernos se hunden y las personas deciden construir.
Había algo más en el fondo del pozo que no esperamos jamás.
Había algo que nos esperaba que no sabíamos cómo entender.
Había llamas por todas partes y no sabíamos qué hacer.
Tendremos pocos días para recuperar
lo que se nos quedó en el fondo de la almohada.
Tendremos poco tiempo para aprender a nadar
sin que la garganta se nos quede ahogada.
Tendremos poco tiempo para salvar lo poco que queda,
lo poco que merece perdurar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El ron de la motocicleta salvaje

Relámpagos, ráfagas, truenos y relojes.
Ruedas que irradian rayos y centellas.
Ronquidos de imanes que suben y sueltan.
Rascadas, los que caen, suelas al suelo.
Rimbombantes, me digo, sonidos y sol.
Resueltos, si saben, rompiendo el ron.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, que no hay ron sin son.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, yo les pido perdón.
Ronroneo amable, subo y rodeo.
Rueda de nuevo, radio que no frena.
Ruedo con garbo, se dispara luego.
Rápido, digo, que esto me lo creo.
Ríe y roba, el tiempo me lo llevo.
Rata fría, saluda, me quedo con el ron.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, que no hay ron sin son.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, yo les pido perdón.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, yo me subo al balcón.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, se me pierde el timón.
Ron, ron, que no hay ron que pare.
Ron, ron, que lo tuyo es un don.

lunes, 14 de marzo de 2011

Gato

Teníamos muchas lluvias detrás.
El sol se volvió naranja.
Y los pájaros volaban.
Más rápido.
Teníamos ganas de llorar.
Nuestra sangre ardía lenta.
Y los mosquitos se enganchaban.
Mucho más.
Teníamos pasteles hechos en la despensa.
Cerramos las ventanas y la niebla.
Y el gato maullaba al lado de la puerta.
Más alto.
(...)
Mucho más.

sábado, 12 de marzo de 2011

Avant de faire le lit

Il y avait là-bas un petit peu d’amour.
Je le savais avant qu’il y était toujours.
Donc si étais tout le temps je l’aurais entendu.
Mais peut-être non, si je n’avais pas l’habitude.
Donc il y avait autant douceur que douleur.
J’ai fermée dix portes avant de faire le lit.

viernes, 11 de marzo de 2011

Los sueños en la espalda

Los sueños en la espalda
como libélulas desalmadas
que ya no necesitan causa
ni cama dónde reposar las alas.
Se entremezclan fácil
entre los dedos y el colchón
—respaldando el alma—
aunque el cuerpo siempre sigue ahí.
Y ya despiertos le siguen
ajenos o ciertos
como papeles de acuerdo
entre la verdad
y aquello que dejó de serla.
Dispuestos a alargar la mano
y ya listos para empuñar el arma
—que yacía inerte bajo la almohada—.
Retuvieron en silencio todos los detalles
y velaron tras las llaves por nuestra cara,
descubriendo lentos nuestra piel nueva
y la serpiente que amanece sobre
la simiente que dejamos debajo.
(Poco antes de cerrar los ojos).
(Poco antes de encontrar la mano).

miércoles, 9 de marzo de 2011

Passer domesticus (o el gorjeo del gorrión)

Dominaba mi mente la estela de un gorrión
en el desencadenado instante después del aleteo
el gorgorito simpático tras haber dicho “habla”
la aparente nulidad del algoritmo de los sonidos
que nacen casi sin previa estratagema ni papel.

Creí escuchar el gorjeo de ese gorrión
que subía hacia el cielo como una flecha
pero luego volvía a descender como nosotros.

Creí alcanzar su rama y me posé con él
y seguí cantando o hablando o juntando piezas
que salían solas de mi garganta y bajaban a los pies.

Creí entender que estábamos allí para volver
siempre después de ver —más allá de los techos—
que se cernían sobre mi cabeza cuando estaba de pie.

Y resolví seguir traduciendo los gorjeos en sonidos nuevos
rescatando balbuceos del olvido y del paseo obnubilado
buceando tras aquello que sin querer ya había soñado
regalando y relatando siempre más de lo que encuentro
y encontrando siempre más de lo que busqué
—persiguiendo el ala del Passer domesticus—.

martes, 1 de marzo de 2011

Si no se cae

Un nuevo mecanismo y una olla llena de trapos.
Una circunferencia y un líquido que hierve.
Virus y elementos rondando como bichos.
Corazones latiendo dentro-muy-dentro de ese lugar.
Una lupa que se dispara y una mano que cruje.
Un manillar vuelto del revés, una que cae.
Una ciudad y un espejismo y una rueda.
Una mordaza fugaz, un casco y una linterna.
El arcén mojado, el viento y las caricias.
Hay cien burbujas en el centro del reloj.
Tu voz me suena, y no sé de qué.
Todas las figuras son como células de árbol.
Todas las luces ya no vienen del mismo lugar.
Tengo una certeza guardada en medio del puño.
Sólo lo abriré si no se cae.
–Aunque sepa que cayendo
los golpes repican sobre el pavimento vacío–.
–Aunque sepa que el silencio
no es más hueco que tu voz–.
Si no se cae.