lunes, 7 de noviembre de 2011

El ruido del cosmos, vamos que nos vamos.




















El cosmos no está afuera. Está en cada uno de nosotros. Tan adentro que produce vértigo. On naît dans le noir, pienso. Nacemos en el negro y venimos a la luz un instante. Luego estamos navegando continuamente entre luces y sombras. El cosmos está en nuestros latidos, en nuestras emociones, en nuestras venas y en nuestro sentido de la orientación. Si tenemos prisa, es que algo en nosotros se ha desconectado. Y es imposible no tener prisa habitando en un sistema que no está organizado alrededor o a raíz de las leyes cosmogónicas. Qué pérdida de tiempo, qué desconcierto, qué falta de seguridad. Y en cambio, la paz puede regresar en cualquier momento si respiramos; el conocimiento y el equilibrio regresan al instante cuando cerramos los ojos y aparecen agarrados a la piel interna de nuestros párpados. El universo es uno, y nosotros estamos dentro de él a la vez que él está en nosotros, sin divisiones, presentándose en una globalidad de macropartículas que van hacia un lado y hacia otro, que no paran de moverse y de pedir cosas a la vez que deben aprender a respirar al unísono. Como en una gran orquestra. Un, deux, segundo contenido en el aire…empieza la función, vamos que nos vamos.