jueves, 10 de noviembre de 2011

Libre Noche y Plenilunio en Tauro

Se va la noche
y el tiempo escuece;
sufrimos, deliberadamente,
permitimos que nuestro cuerpo
se duerma
y se funda en blanco,
permitimos que el descanso
nos entre en los poros
y nos dilate.
Entra la noche
y perdemos la noción del tiempo,
damos vueltas fuera y dentro
de cada pared,
abrimos los ojos como gatos
y encontramos la electricidad
entre los platos,
blanca.
La luna nos lleva por senderos
equívocos o sólo confusos,
nos rescata y nos vomita,
nos mece, nos lanza
a las andanzas,
nos “enloba”,
nos paraliza,
nos mata.
La luna echa sangre
por cada colmillo
de nuestra carne
y nos lava por la mañana,
con el agua que hay dormida
a su merced,
reposada.
Vuelve la noche
y la luna ya se vuelve
a deshinchar.