martes, 31 de enero de 2012
La paz sobre una servilleta ardiente
en el fondo del pozo
de mis deseos,
descontando uno a uno
cuál prefiero ver nacer
primero, cuál me quiero
comer antes del desayuno,
sin nada en el estómago
vacío del presente
que me espera
en este día
con cielo
por capota,
con uñas congeladas
y ninguna sombra
detrás de mí.
Sin querer ya estoy ahí,
al borde de mi precipicio,
al final de mi cerebro
y en el inicio de mi sangre,
sin querer ya no quiero
nada más que lo que quiero,
ya no digo nada más que lo que digo,
ya no espero nada más que aquello
que me espera en el lado
que está más cerca de mí.
Sin querer ya no puedo
contener más el aire,
ya no puedo ver más sin ver,
ya no puedo dejar de sentir
como mi cuerpo se posa
en el alféizar de mi innata
sensibilidad, de mi canto respirado,
de mi lluvia y mi tormenta y mi calma,
de mi sabor cambiante y mis escamas de pez
o de lagarto, de mi piel vuelta
y de mis movimientos orgánicos,
de mi vorágine casual,
mi llanto,
mi desconcierto y mi puntualidad,
mi sonrisa,
mis sueños en dibujos de papel,
mis sueños sobre la mesa,
mi risa dibujada sobre la paz
de esta servilleta ardiente.
sábado, 28 de enero de 2012
Juegos de la tierra al aire
Los árboles crecían debajo de la tierra
Y se hundían sus raíces bajo el agua
Y comunicaban su savia con el resto
De la vida subterránea,
Con sus manos de ciempiés
Y escarcha, con sus uñas en marcha,
Con sus jamelgos disfrazados de cilantro,
Y su manera de soñar profunda,
Su ansia calma por correr hacia el fondo,
Su deseo de buzo de tierra y mar.
Las ramas de los árboles bajaban y jugaban
Inspirando la belleza de lo oculto,
Raspaban con su nariz los nidos de huella,
Se dejaban llevar por los mapas de oído,
Conjuraban vicios y onomatopeyas
Sin dejar de bajar y bajar y bajar,
Sin dejar de reír demasiado
O sin dejar de vencerse al agua,
Y volvieron a encontrar
Joyas con plumas plateadas
Y bolitas brillantes
De todos los colores,
Y creyeron ver pájaros
Allá abajo
Que se esforzaban
Por volar.
Y de nuevo
Los árboles volaron
Sin saber cómo
Y de lo profundo
Podían nacer estrellas o flores
Que estaban en contacto con otras dimensiones
Y cruzaron sin más el límite horizontal
Se quitaron los pesos y nacieron como globos
Como espías aventajados del universo
Como serpentinas lanzadas al espacio
Como topos que se deciden a salir,
Y comprobaron que su savia
Tenía el poder intrínseco
De la velocidad.
viernes, 27 de enero de 2012
Dormida, veo.
Mi piel se alisa y se estira
Dormida
Permanezco unida
Dormida
Soy de otro material
Que no corresponde
Ni a éste ni al otro lugar
Dormida
Puedo viajar en espiral
Y subir a la velocidad de la luz
Me recuerdo antes
Dormida-Dormida
Antes que despierta
Más despierta
Dormida
Que despierta
Más de mí dormida
Que aquí
Cuando no estoy escribiendo
Cuando actúo antes que siento
Si no actúo por sentir directo
Y me duermo
Si vivo sin estar dormida
Me aburro
Si no duermo una vez al día
Me muero
Si no duermo para volver a mí
Para volver aquí
Para volver a ver las cosas
Con su alumbre cierto
Forma y contenido sin juego
Un camino firme para los ciegos
Y si me duermo
Veo.
jueves, 26 de enero de 2012
Baño de tinieblas y un solo corazón
Tengo un corazón de plata
En la punta de los labios
Y no sé hacia dónde debo
Dirigir su bienaventurado
Ritmo de serpientes
Que se mueven
Como cintas de árbol
Como estelas doradas
Cuando el cielo está
En la tarde
Cuando los gorriones
Se dignan a hablar
Cuando los sonidos bailan
Uno al compás del otro
Y se acercan
Y se acercan
Y se vuelven a mover
Como la lava que se cuece
En el centro de cada
Corazón
Como las amebas
Que mueven
Los espacios lentos
Como los ladridos
Que se escuchan
Detrás de cada noche
Y dicen “nada”
“Aquí ya está el silencio”
Como los momentos
Que se quedan guardados
En un cajón curado
Cómo el vino
En la garganta
Y las amígdalas sonando
Bajo las olas del placer
Dormido en los rincones
Oscuros de todos nuestros
Órganos sumidos al tacto
De lo que ingerimos
Y de lo que no ingerimos
Más allá de la mente
Más allá de nuestros ritmos
Internos pero vivos
Como el pan y la levadura
Los cereales y la carne de cordero
El cardamomo, la sal y los dientes
Las espinas, el pescado, el ajo
El azúcar y de nuevo el pan,
Las naranjas y el café
Solo como la mar
Salada y aterrada
Por ser la gota
Que colmó la muerte
De cada historia
De cada vendaval
De tiniebla y luz pescada
Tras los agujeros terrestres
Y las ganas de volver a empezar
Cada vez que la vida se levanta
Con las cortinas
Con el olor a croissant,
Con dicharacheras encinas,
Con el viento entre cada tallo
Subiendo hacia las montañas,
Con las bocinas y la calma,
Con los nervios de estar vivo
Y perdido en medio de los vivos,
Con el temple de seguir siendo uno
Mañana tras mañana,
Con la tenacidad de seguir diciendo
Lo que se quiere con este corazón,
Con este corazón impreso
En la tormenta,
Siempre a punto de ser
Baño de tinieblas
O pastel de melocotón.
Un pedazo que tiembla en medio de la inmensidad
Los sueños son tan claros
Y la realidad es tan escasa
Que se nos nubla la vista
Nada más despertar.
Más allá del cristal está
Todo dispuesto a pedazos,
Dividido y escondido
Entre distintas porciones
Del pastel que viaja
De una punta a otra punta
De la superficie terrestre
Y más allá,
Pero el cerebro se vuelve
Loco por unir los pedazos
Y conseguir tener
Pensamientos claros,
Unidos y sólidos
Como los que permanecen
Intactos en los sueños,
Fuera del alcance
De la partición de afuera,
De la dispersión
Que nos despista
Y nos hace estar
Día a día
Fuera de sí,
Con la mente separada
De nuestra fuente.
Si volvemos a ella
Cada noche
Podremos ver
Cómo la realidad
De afuera
Es tan sólo un pedazo
Que tiembla
En medio
De la inmensidad.
martes, 24 de enero de 2012
El alma saliendo por la boca
se escurría tanto por escapar afuera
que los límites tatuados por la piel
no eran suficiente vértice para sostener
el equilibrio de tal locomoción en marcha.
Había días en los que ningún sostén
era capaz de contener nada,
ni los sonidos, ni los temblores,
ni ninguno de los sentidos válidos,
ni ninguna risa ni ningún estómago,
ni la comida que viaja adentro,
ni los acostumbrados órganos
a permanecer en silencio,
ni las palabras, ni la saliva ni las lágrimas,
ni el pasado ni el futuro ni las presentes
bocanadas de aire y de agua, de llamaradas,
de tierra arrastrada por tierras ahora vírgenes
y tan muertas a la vez, ni las historias tristes
ni los finales felices, ni las conversaciones a medias
ni la luz de las velas, ni lo de fuera ni lo de adentro,
ni lo de dentro ni lo de afuera, ni los colores,
ni los olores ni el vómito, ni los todos ni las nadas,
nada de nada, todo listo, todo en la línea de salida,
todo en el cruce de sentidos, todo agolpado en el vértice,
mudo, quieto, tintineante, repleto y hasta con arcadas,
asfixiado, desesperado por explotar al fin.
Todo sonido.
El alma sale por la boca y sigue siendo muda.
viernes, 13 de enero de 2012
Recuerdos de otro lugar
Vivíamos muy lejos de aquí,
viajábamos muy rápido,
y lo que es vivir era otra cosa.
Quizás era más parecido a existir,
y no es porque no viviéramos,
sino porque aquí vivir es sinónimo
de pesadez, lentitud y esfuerzo.
Aquí viviendo hasta los olores
se vuelven lentos y se mezclan
y pueden provocar vómitos.
Aquí nada es directo,
todo va por carreteras secundarias,
aquí se enganchan restos de tierra
ensangrentada y sudor sobre la tierra,
aquí se tose, se estornuda y todo es
intenso y pueril como las cloacas,
aunque se trate de sexo o de poesía,
aunque se trate de filosofía, libros
o belleza envasada y sublimada,
aquí todo paga su peaje de estanque,
su coordenada, su eslabón, su encaje;
su penitencia.
Aquí no es tan fácil ser lo que se es
aunque uno lo repita a su cuerpo
cada mañana, aunque uno lo escriba,
lo dibuje o lo cante, aquí no es fácil
ser lo que éramos cuando existíamos
y vivíamos, muy lejos de aquí.
jueves, 12 de enero de 2012
Hirondelle, tout de suite.
bella hirondelle,
el otro día fue mi cumpleaños
y me regalaron un vestido de golondrinas,
y eso que suelo cumplir en invierno
pero resulta que estoy migrando
de un número a otro
aunque todavía me queda un año
para que se cumpla la completa migración.
Tsuit, tsuit, tsuit,
bonita hirondelle,
sé paciente y ayúdame a cruzar la frontera
que me hace falta para atravesar los límites,
los pueblos, las ciudades y las comarcas,
los países, los lagos, los mares y las montañas,
la calidad de las profesiones y las identidades.
Reúne todo el valor que haga falta
para lanzarme a la carretera y agudizar mi canto,
para liberarme de maletas pesadas y jarrones viejos,
para contar tan sólo con las flechas que amo,
ahora, hoy, dentro,
y haz que esas se conviertan en la única ley
necesaria para cumplir el salto migratorio,
tsuit, tsuit, tsuit,
hirondelle,
tout de suite.
domingo, 8 de enero de 2012
Caminar de raíz.
El año llegó y no sé qué decir.
Se vaciaron muchas bolsas
y nos cargamos de instrumentos
nuevos, integrados y sensibles.
Sé que por dentro somos diferentes,
sé que debemos atrevernos a utilizar
nuestras nuevas facetas y prestaciones,
y a confiar por encima de todo
en nuestro potencial.
Sé que el nuevo año no es tan sólo
un paso; es un paso gigante.
Y sé que el cambio lleva
a la transformación total.
Adelante,
no dejéis que la rutina envuelva
vuestra frescura en memoria decapitada,
no dejéis que os agarren de los pies
para no saltar,
no dejéis que la repetición de lo antiguo
se convierta en un vicio insoportable.
Adelante,
mañana volvemos a la guerra
pero nosotros ya somos distintos,
y sabemos que a partir de hoy
sólo seremos aquellos
que deseemos ser.
Adelante,
hoy sólo queda caminar,
caminar de raíz.