sábado, 23 de agosto de 2008

Primer viaje


REGRESO AL BARCO PIRATA

Viajábamos hacia la luz.
Eso nos enseñaron desde muy pronto.
Es lo primero que aprendimos a hacer.
Nadie a nuestro lado, nadie de la mano.
Sólo un hilo que nos conducía al exterior
del lugar que nos creó.
Luego el hilo se corta.
Y lloramos.
Tenemos que empezar de nuevo.
Aprender a erguirnos
y a llorar un poco menos
cada vez que los hilos vuelven a cortarse
y a soltarnos de nosotros mismos.
O de lo que creíamos ser.
Y vuelven a dejarnos fuera de juego.
Y tenemos que volver a crear otro nuevo espacio
un poco menos nuestro y más de todos.
Porque no estamos solos.
Aunque nadie nos coja de la mano.
O nos la cojan pero sepamos
que estamos cojos.
Y que probablemente llevamos un parche en el ojo.
Y que también hay un loro
que repite sin cesar
-a la altura de nuestros hombros-
todo aquello que decimos
o pensamos
o creemos habernos dicho.
Y en este punto,
alguien vuelve a pisarnos la pata de palo,
y volvemos a despedir al loro
y al parche
y a la mano que nos acompaña,
y reiniciamos cegados
-por enésima vez-
el viaje hacia la luz.


Ariadna Salvador_2006