martes, 30 de septiembre de 2008

Paraíso número tres de espadas -el hielo que me armabas-

Yo estaré ahí para salvarte si te pierdes
Cuantas ciudades recorriste descalzo
Nunca me adentré en el corazón del hielo
- en el centro había una planta -
Pero vi cómo te hundías en la tierra blanca
Luego estuve allí para salvarte
Y recogí tus huesos y tu sangre azul
Sabes cómo dolía
Subirte de aquél pozo
Fue como sacarte
De un granizado gigante
De una nieve sin fin
- nieve tras la lava –
Ahora cuento
Escaleras y espadas
- esas con las que tuve que picar el hielo –
- el hielo que me armabas –
Y sé que me amabas
Sé que recorriste
Pueblos y ciudades
Y sé que te salvaste
- a pesar del hielo y de las ramas -
(y de la lava)

lunes, 29 de septiembre de 2008

Paraíso número dieciséis

Paisajes inéditos. Flores azules. Ya no quiero saber nada. Me basta con estar aquí. Sé que hay algo que se confunde. Las mariposas van demasiado rápido. Las moscas se cuelan en los rincones dulces. Y ya nada está afuera. Todo forma parte del mismo círculo. Y se casan las ciudades, y se callan en medio de una cruz. Sé que hay rinocerontes afuera. Más lejos que el mar. En la otra orilla. Los veo, pero ya casi son de sal. No me asustan los cocodrilos. Y se me van las manos. La boca también. Pero se queda, siempre un poco atrás de mis instintos, por prudencia o por pura sobriedad. Nada nos quita todo. Todo es más allá.
Si tiras del hilo, siempre me vas a encontrar. Yo sé que tu cara está al final de la otra orilla, y que tus peces te comen los pies. También sé que hay una torre que se viene abajo, y también sé, que sólo son sueños, ya sé. Sabía andar sin prisas antes de empezar a esperar (en mis eternas salas de espera). Aquí las paredes son blancas. Pero no son de sal. Dime cómo se llama el despertar.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Two silent birds circled by (...) The river


And they came to the river
And they came from the road
And he wanted the sun
Just to call his own
And they walked on the dirt
And they walked from the road
'Til they came to the river
'Til they came up close
Throw your pain in the river
Throw your pain in the river
Leave your pain in the river
To be washed away slow
And we walked without words
And we walked with our lives
Two silent birds circled by
Like a pain in the river
And the pain in the river
And the white sun scattered
Washed away this slow
And we followed the river
And we followed the road
And we walked through this land
And we called it a home
But he wanted the sun
And I wanted the whole
And the white light scatters
And the sun sets low
Like a pain in the river
Like a pain in the river
Like a white light scatters
To be washed away slow
Like a pain in the river
Like a pain in the river
Like the way life scattered
To be washed away slow
Pj Harvey (The river)

miércoles, 24 de septiembre de 2008

El agua del río, que fluye constantemente, jamás regresa a su fuente.



En el film “El Bosque del luto” de Naomi Kawase, el personaje de Shigeki le dice a Machiko: “El agua del río, que fluye constantemente, jamás regresa a su fuente”. Juntos, joven cuidadora y anciano, han iniciado un entrañable viaje hacia la muerte. Me pregunto si generalmente, deberemos salirnos de la carretera para emprender los auténticos viajes, esos que sin pretenderlo, nos llevan más allá de nosotros mismos y nos devuelven más dentro, más al fondo, y traspasamos la barrera de los desencadenamientos que nos dicen que ya no hay vuelta atrás. En ese punto del camino es cuando quizás descubramos que ya hemos vivido, que ya nos hemos mojado y dejado llevar por el inevitable fluir de la corriente. Este viaje existe porque hay una entrega, y una necesidad de satisfacer los deseos del otro hasta el final. También existe porque se genera una confianza mutua en el camino que no da lugar a dudas, ni a juicios morales. Están dispuestos a andar. Y a sufrir las consecuencias. Algo que logra esta historia es también, a mi parecer, dignificar la vejez, acompañando las últimas voluntades en vez de amontonarlas en un desguace de cuerpos caducos. Porque, dado que el camino es largo, mejor será caminarlo hasta el final. Y dado que la corriente nos lleva, será mejor no resistirse. Sólo así, llegaremos al mar.

Ariadna Salvador_2008

martes, 23 de septiembre de 2008

Bebiendo el agua que me dan los manantiales(...)pues caerá hasta el fin y no dirá

bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá (...)

domingo, 21 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Le corps en mouvement.

I.11. Le corps en mouvement

Le corps en mouvement est la représentation du changement.
Si la compréhension arrive au travers du corps, on devra dire aussi que le corps change et se transforme tout le temps.
Aussi, que le corps bouge après qu’on ait senti son intérieur bouger.
Et que chaque mouvement qu’on fait dénote une façon de comprendre les choses.

Artistiquement, le corps crée aussi des dessins bien clairs comme celui d’un pinceau. Par exemple, dans le cas de « l’action poétique », le mouvement d’un corps exprime le discours qu’on veut dire. Dans un autre cas, celui de la danse et du théâtre, l’importance du corps en mouvement est évident. Le corps est l’outil fondamental qui dit tout.

Nicolas Bourriaud parle ainsi du geste :
« Mouvement du corps révélant un état psychologique ou visant à exprimer une idée. La gestuelle est l’ensemble des opérations nécessaires mises en jeu par la production d’œuvres d’art, de sa fabrication à la production de signes périphériques (actions, événements, anecdotes). » [1]

Ce geste artistique est le résultat de quelqu'un qui est très conscient de son corps et de ses actes. Pour communiquer ce qu’on veut communiquer, on doit être conscient. Tout ce qu’on fait peut entrer dans l’image qu’on donne au public.
Si l’œuvre qu’on montre part évidemment de nôtre esprit et de notre corps, ce dernier, a mon avis, doit être notre premier objet d’étude.
Dans les arts du spectacle, on rend plus visible cette idée. Là, le corps est vraiment le premier objet d’étude.

Dans « L’art de jouir », Onfray parle du corps hédoniste. Le corps hédoniste c’est ce corps qui reprend le corps comme objet de culte, et abandonne l’idée que l’esprit soit supérieur à lui.

« La vie est la somme des mouvements de tout le corps ; le sentiment et la pensée font partie de ces mouvements. La chair est donc le lieu où s’impriment les sensations, l’espace fini et limité dans lequel s’entrechoquent les énergies, les courants, les dynamiques. En dehors de ce vitalisme contenu dans la forme d’un corps, il n’y a rien. D’où la notion, centrale dans le système sadien, de solipsisme. »[2]


[1] Nicolas Bourriaud, p.115
[2] Michel Onfray, p.279

Ariadna Salvador_2006

sábado, 20 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Le corps.

I.10. Le corps

« il y a plus de raison dans ton corps que dans l’essence même de ta sagesse .» Nietsche, Ainsi parlait Zarathoustra[1]

Définition du dictionnaire.
Toute substance matérielle, organique, ou inorganique : corps solide, liquide, gazeux.
Toute chose d’extension limitée qu’il produit impression à nos sens par des qualités qui lui son propres.
Partie matérielle d’un être encouragé.
Tronc, par opposition a la tête des extrémités.
Le volume, la densité, l’épaisseur, la solidité.
Partie principale.
Ensemble de personnes qui forment un peuple, une communauté ou association.
Ensemble de règles ou de principes.
Nom donné à divers éléments anatomiques ou organes.
Distance qui sépare une ligne de texte de la suivante.

Notre corps bouge pour soi même et à partir des influences des autres corps de notre entourage. Le mouvement vient d’une série de relations entre corps individuels.
Le corps m’intéresse parce que c’est l’outil primordial donc c’est l’endroit d’où l’on part.
Le corps doit être pris en compte.
M’intéresse aussi l’observation des corps et de ses mécanismes de mouvement. Je crois que l’origine du mouvement d’un corps révèle une grande série de choses.
On verra un certain nombre de références à la conception du corps hédoniste et à la relation du Dionysos au corps.(Dionysos est attaché au corps de la même façon qu’au vin. Le vin est un symbole de vie ainsi que le corps.)
Toutes ces conceptions son des conceptions qui prennent le corps comme fondement central de sa philosophie.


[1] Michel Onfray. p.25

Azriadna Salvador_2006

viernes, 19 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Le mouvement.

I.9. Le mouvement

Définition de dictionnaire du mouvement :
Action de se déplacer ou être déplacé.
Trafic, circulation, entrées et sorties.
Élan, passion, courant.
Marche réelle ou apparente des corps célestes.
État d’un corps dont la position par rapport au système de référence fixé est inconstant.
Acte mécanique qui implique le déplacement des membres.
Degré de rapidité ou de lenteur dans laquelle on doit interpréter un fragment musical.
Nom donné à chacun des fragments d’une sonate ou d’une symphonie en tenant compte des contrastes de temps qui existent entre eux.
Tendance ou groupe politique.

Le mouvement d’une structure de compréhension provoque le mouvement de notre corps. Si je parle de mouvement, c’est parce que je crois qu’il occupe une grande présence. Au début, dans mon schéma de termes principaux, je dis concevoir l’art comme quelque chose qui essaye de communiquer et changer à travers la séduction. Ce « changer », c’est un « bouger ». Quand on se rend compte de quelque chose qui nous fait comprendre une nouvelle chose, à ce moment précis, il y a un mouvement intérieur. Après ce mouvement intérieur, il y a un autre mouvement extérieur provoqué par le premier. Tout cela engendre une chaîne de mouvements, et ces mouvements ne sont pas possibles sans une compréhension des choses, sans le choc de certains mouvements. Je crois que l’art doit essayer de provoquer ce choc, comme la philosophie, et d’autres disciplines, chacune dans son domaine et avec son propre langage.
Pour cela je crois nécessaire le mouvement dans l’œuvre d’art.
On a besoin du mouvement pour avancer. Comme dans un cube de « rubik », on doit faire un mouvement pour changer la situation du cube, et pour arriver à la fin du jeu, où l’on trouvera le bon ordre.
« L’atomisme implique la solitude de par la configuration des éléments du réel : en dehors de ces figures constitutives et du vide dans lequel elles s’agrègent, il n’y a rien.
(…) Les atomes, la matière, la nécessité, les lois de la nature obligent à l’évidence : par-delà le bien et le mal, le réel est cruel…
(…) La seule liberté possible consiste à vouloir le mouvement naturel
[1]

Dans les projets que je présente dans ce mémoire, on peut observer différentes conceptions du mouvement.
Dans La circulation verbale le mouvement est plus ample, parce qu’il essaye d’aller en dehors de la galerie, là bas où qu’aille chaque individu qui prend la carte postale. Et après cela, un peu plus loin, là où que s’envoie la carte. L’intention ici c’est de provoquer un mouvement expansif.
Dans La circulation verbale. Le fil d’Arianne le mouvement s’est inscrit dans un système de puzzle, où chaque pièce doit bouger pour rencontrer le dessin complet. Le mouvement, on peut le voir aussi dans la ligne du fil qui avance.
Dans La circulation verbale. La conversation. Le mouvement cherché est un mouvement intérieur : Le mouvement provoqué par le vin et l’expérience intime de parler.

[1] Michel Onfray p.280

Ariadna Salvador_2006

jueves, 18 de septiembre de 2008

La circulation verbale. L'image.

I.8. L’image

On emmagasine des images. Les images qu’on garde font partie de l’archive de notre mémoire. Toutes ces images qu’il y a en nous sortent de temps en temps et nous séduisent par l’image qu’elle renvoie de nous-mêmes.
Les images sont faites d’une plasticité difficilement évitable. Nos yeux et notre sens de l’esthétique nous font tomber amoureux des images qui nous entourent. Des images de notre présent, et des images aussi de la mémoire.
C’est pour cela, que je crois que l’image est une bonne arme de séduction.
Certaine choses changerons suivant l’époque et le contexte social, les règles générales qui font réguler les canons des images (les couleurs prédominantes, la disposition des formes, le discours qui promeut ces images).
L’image est très rapide pour transmettre ses messages. C’est une arme plus directe que l’écriture, par exemple. Mais par contre, quelquefois la vitesse n’est pas synonyme de bon résultat et de bonne assimilation. Quelquefois un texte est plus clair qu’une image, et une image peut séduire et plus mentir. En résumé, on doit savoir alors comment utiliser une image, et savoir aussi comment disposer ses codes.
De tout façon, on sait aussi qu’une écriture peut être baroque et menteuse, mais, généralement, une image a plus de chance de séduire. Surtout concernant la séduction rapide : c’est cela qui règne dans notre temps. Notre temps est celui de la séduction rapide. Là où on a pas le temps pour manger et pour digérer non plus, on a besoin de choses qui s’absorbent vite et qui restent longtemps dans notre tête. Peut être qu’on voit une image une seconde, et qu’on l’assimile en cinq jours. Et qu’après ces cinq jours on continue et continue. Et l’image évolue avec nous.
L’image est quelque chose qui se forme dans notre tête, et quelque chose qui nous attrape. L’image, par chance ou perdition, a la particularité de rester avec nous pour toujours. Et au fur et à mesure qu’on change, elle change avec nous.
Nicolas Bourriaud dit :

« Construire une œuvre implique l’invention d’un processus de monstration. Dans un tel processus, toute image prend la valeur d’un acte. »[1]

Dans le processus artistique, l’image est cette chose qu’on offre au public. On offre une image d’une manière concrète : on offre ces codes, et on les offre dans un contexte choisi.
On doit savoir jouer avec l’image ce jeu qu’on veut jouer avec le public. Notre monstration, notre acte, serait la piste première de cette image qui restera plus tard dans la tête de celui qui la recevra.


[1] Nicolas Bourriaud. p.115

Ariadna Salvador_2006

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La circulation verbale. La littérature.

I.7. La littérature

Je parle de littérature en tant que mots qui, je crois, provoquent un changement intérieur à partir d’une ouverture de vision qui oblige à évoluer. La littérature crée une structure de compréhension pour communiquer à travers des images littéraires.
Ces images sont celles qui séduisent et restent à la tête du récepteur.

« Le langage, loin de combler l’abîme qui sépare les êtres, creuse la distance, il met en évidence la solitude et l’impossibilité de communiquer[1]

Si l’art, ici la littérature, cherche cette intention de communiquer, c’est précisément parce qu’il veut créer un lien entre les personnes. Et il veut créer ce lien, bien qu’on sache qu’il est impossible de le créer complètement. Le lien de la communication est nécessaire pour vivre en société mais est toujours faible tant qu’on est des individus isolés.

Tout le langage inventé est alors un langage où manque une pièce. L’art, et toutes les anthropologies, sont faibles parce qu’elles sont toujours le résultat d’un homme qui se cherche lui même.

La littérature, bien qu’on sache que toute cette question de la recherche de l’impossible, est une des armes pour l’essaye de la communication.

Dans mes projets, la littérature à toujours une place importante. La façon de structurer mes œuvres est une façon qui vient de l’habitude de créer des histoires avec les mots. Cette même logique d’origine, cette même volonté de créer un discours qui grandit et meurt, apparaît après en forme de paroles ou d’images graphiques ou d’inscriptions dans l’espace.
Mes projets graphiques ont toujours aussi intégré l’écriture.
Et il existe, tant dans la littérature que dans l’art objectal ou spatial, la même façon d’aborder le processus créatif : celui qui prend le poids dans son propre trajet, et se construit au fur et à mesure qu’il avance, comme une chaîne d’événements qui ont lieu.
Dans le projet de La circulation verbale, on voit aussi un début de texte qui apparaît au dos de la carte postale, et qui devra être complété par le spectateur.
Dans le projet de La circulation verbale. Le fil d’Arianne apparaissent des textes derrière les images du fil qui conforment un autre genre du fil.
Dans le projet de La circulation verbale. La conversation, la parole apparaît comme un fil qui se développe au long de l’action. Dans le fil d’une conversation, on peut trouver des structures pareilles à celle de la littérature.


[1] Michel Onfray, p.280

Ariadna Salvador_2006

martes, 16 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Le vin.

I.6. Le vin

« Kierkegaard appelle la nature du vin comme l’épanouissement végétatif de la conversation ».[1]

Dans le projet La circulation verbale. La conversation le vin est au milieu de la conversation. La conversation commence et le vin l’alimente.

« (…)Tous les romanciers ont abusé de ces conversations sans queue ni tête, qui facilitent l’orgie des âmes ».[2]

La premier chose qui me porte à faire cela, c’est de changer les expressions faciales à travers le vin pour observer comment le mécanisme du changement interne se manifeste à l’extérieur de différentes manières. Au fur et à mesure qu’une conversation avance, les secrets sortent et les sensations et émotions des interlocuteurs changent.

« (…)Montaigne dit, le vin fait débonder les plus intimes secrets.»[3]

Étant donné aussi que « Plus qu’aucune autre boisson, le vin relève à la fois de la psychologie des profondeurs et de l’inconscient collectif[4], le vin est mon allié.
Le but d’une bonne conversation est d’arriver à cet endroit de profondeur.

Une autre intention de cette action est de partager une expérience quotidienne pour en extraire une valeur possiblement oubliée. Le moment du vin est un acte commun.
J’offre la bouteille de vin à mes invités.
La conversation est fruit du partage du vin, et de sa consommation jouissive.
Le vin est moyen d’accéder au plaisir. Le vin entre dans le corps. Le vin accentue les qualités de l’homme qui normalement les garde à l’intérieur. Le vin rends l’homme plus communicatif. Le vin le met dans l’état où il essaye de communiquer. C’est pour ça que le vin est humain.
L’humanité du vin et sa tendance impulsive à la communication m’intéresse. De même dans la première partie de La circulation verbale.

[1] Jean-Luc Henning. Érotique du vin. Zulma. 1999. p.27
[2] ibid
[3] ibid
[4] Textes reunís par Amancio Tenaguillo y Cortázar. Le vin dans ses œuvres. CEPDIVIN association, 2004. p.13

Ariadna Salvador_2006

lunes, 15 de septiembre de 2008

Reemprendemos La circulation verbale. La voix.

A lo largo de esta semana publicaré los siete capítulos que se incluyen en el apartado cuatro del esquema que aparece en la introducción (la voz, el vino, la literatura, la imagen, el movimiento, el cuerpo y el cuerpo en movimiento). El resto lo dejaré para más adelante o lo colgaré en la página para posibles consultas.

I.5. La voix

Les différentes sonorités provoquent des états différents en notre corps. C’est ce que j’ai pensé avant de commencer le dernier projet, celui de La circulation verbale. La conversation. Avant de commencer un projet où le vin transforme petit à petit les visages, et le chemin de la conversation, j’avais pensé que la forme plus subtil, c’est de voir comment change un visage suivant la manière dont on lui parle.
La voix est un des plus grands points d’énergie du corps. La voix sort du centre du corps et on la reçoit fortement. Notre corps réagit de façon vraiment vulnérable.

La voix m’intéresse aussi parce que c’est un corps indépendant, apparemment invisible, qui réside au sein de toutes les œuvres plastiques, scéniques et littéraires. Une pièce construite a toujours une voix qui parle. Une voix qui est toujours là pour la soutenir. La voix est quelque chose comme l’énergie créatrice, celle qui construit mais qui se cache pour ne pas être découverte. La voix est alors aussi quelque chose comme le secret, la recette magique. Et la colonne vertébrale de toutes les constructions.

A mon avis, la structure artistique qui laisse ce squelette plus au découvert, c’est la musique. La musique est celle qui laisse le fil de la voix le plus nue.

« Sur le corps hédoniste, la musique est d’un secours essentiel. Il s’agit, en effet, de concevoir l’existence et les mouvements de la chair, de la matière, sur le mode esthétique qu’autorise cette pointe des beaux-arts : multiplier les occasions d’émotions, de passions, de sentiments, de vibrations. Vibre la vie comme si elle devait être musicale et plier le corps, sous l’effet de ce qui en elle se travestit sous les formes de la conscience, à la cadence, à la mélodie, la musicalité des improvisations. Vouloir donner a l’instant toute sa puissance, faire confiance à l’inspiration, consentir à l’enthousiasme – si l’on prend garde de se rappeler l’étymologie : transport divin.
(…) De la cire dans les oreilles, c’était là, jadis, presque la condition préalable au fait de philosopher : un authentique philosophe n’avait plus d’oreille pour la vie ; pour autant que la vie est musique, il niait la musique de la vie, -et c’est une très vieille superstition de philosophe que de tenir toute musique pour musique de sirène
[1]

C’est de cette façon qu’une voix, une musique, peut arriver à créer des mensonges, et arriver à séduire aussi, à travers ses vibrations et ses constructions musicales.
La voix a toujours quelque chose de caché.
La voix dit être un peu le secret même de la création.

Dans mes projets, la voix est la guide et le fil.
[1] Michel Onfray, L’art de jouir, France, Ed. Grasset & Fasquelle, 1991. p.220

Ariadna Salvador_2006

domingo, 14 de septiembre de 2008

EL VENERABLE KANKHAREVATA.

Después del voto de silencio, os voy a transcribir un fragmento de Udana, La palabra de Buda, acerca de la meditación.

7. EL VENERABLE KANKHAREVATA.

[La meditación libera de las dudas]

He aquí lo que yo he oído decir. Cierta vez, el Bhagavant se encontraba en la ciudad de Savatthi, en el Bosque del príncipe Jeta, en el parque de Anathapindika. En aquella ocasión el venerable Kankharevata estaba sentado cerca del Bhagavant, habiendo adoptado la postura pallanka, manteniendo el cuerpo erguido, concentrado sobre su propio estado de pureza derivado dle ponerse más allá de las dudas. El Bhagavant vio al venerable Kankharevata sentado cerca suyo, habiendo adoptado la postura pallanka, manteniendo el cuerpo erguido, concentrado sobre su propio estado de pureza derivado del ponerse más allá de las dudas.
El Bhagavant comprendiendo el sentido, dijo en aquella ocasión este udana:

Los que meditan
llenos de fervor y practicando la vida religiosa
se liberan de todas las dudas
en este mundo y en el otro,
de las suyas propias,
de las que otros les provocan.

*

viernes, 12 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Le fil.

4. Le fil

Définition du dictionnaire.
Fibre ou filament d’une matière textile.
Fibre longue et mince qui se forme en liant entre soi même par à moitié de la torsion certain un numéro de fibres textiles.
Cylindre de tout matériel : fil de fer, de cuivre.
Filament de tout matériel flexible : les fils du téléphone.
Courant ou jet : fil d’eau.
Série, succession continue, dont interruption qui met la fin à une existence physique ou morale : le fil de la vie, de l’ amour.
Cours d’une histoire, conversation, activité mentale, etc.
Toile tissée avec fibre de toile : drap de fil.
Sécrétion produite par quelques arthropodes ou ses larves.

Définition du dictionnaire du symboles.
À Zohar, c’est un des symboles plus anciens, comme les cheveux. Le fil symbolise ce
qui est la connexion essentielle, dans chacun des plans, spirituel, biologique, social, par etc..

Le fil, comme j’ai déjà dit au début du texte, est un outil pour créer la structure du jeu.
Le fil est toujours présent dans mes oeuvres, soit en première ou deuxième ligne.
Je pars de l’idée que tout a une continuité, un filage. Tout ce qu’on construit, à une espèce de fil qui le soutient.
Le fil représente alors l’acte même du filage, de la construction, et à la fois la base, l’emmagasinage qui crée et qui soutient la structure. C’est une autre façon de dire la mémoire. La mémoire de l’action de créer sans cesse. Ce qui reste à la mémoire fait partie aussi de la nouvelle ligne qu’on tracera. Le fil est un seul fil: un seul fil qui bouge de différentes manières, et qui crée de nouvelles structures de jeu.
Le fil est aussi un outil pour créer la compréhension. Le fil c’est ce qui noue le chaos et nous le rend visible et lisible.
Le fil c’est ce qui appartient à l’ordre après avoir perçu le chaos du corps.
Si dans ce mémoire je parle fortement du monde mobile et fluctuant (corps, mouvement, vin), le fil et la voix sont les uniques clés qui servent à attacher tout cela et à lui donner une signification. Aussi sont elles les uniques pièces de mon jeu qui lui servent de squelette. Des figures qui soutiennent et qui donnent de la rigueur.

On peut voir le fil et tous les processus et ses étapes, il se déroule comme dans une recette de cuisine, ou un travail manuel.
Aussi dans les étapes d’un chemin.
Dans une histoire du début à la fin.
Et dans la description d’un mécanisme physique.
On voit le fil dans la musique,
dans le trajet,
dans le voyage.


Dans La circulation verbale le fil est dans l’attachement invisible des cartes postales qui circulent. C’est le fil de la circulation.

Dans La circulation verbale. Le fil d’Arianne le fil est dans la création de la structure au stylo. L’histoire parle de ce fil qui permet de se retrouver après s’être perdus. La personne joue à reconstruire un puzzle et se perd comme dans un labyrinthe. Le fil c’est la chose qui sauve. Derrière aussi, il y à une série d’inscriptions qui parlent du voyage du fil.

Dans La circulation verbale. La conversation le fil est aussi dans la conversation variable du vin.

Ariadna Salvador_2006

jueves, 11 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Le jeu.

I.3. Le jeu

Définition du dictionnaire.
Action de jouer.
Faire quelque chose avec amusement.
Articulation ou manière uni de deux choses de sorte que, sans être séparées, elles aient du mouvement.

On parle du mouvement à la fin de cette définition du jeu.
Clairement, le mouvement est une de ses caractéristiques fondamentales. Le jeu part d’une sorte de curiosité qui fait bouger les corps. Cette curiosité est l’envie de connaître. Souvent on met en relation le jeu avec l’enfance. C’est vrai que le jeu est une de nos premières structures de connaissance. Et on l’utilise de différentes manières au long de notre vie. C’est vrai aussi qu’un petit chat prend toutes les choses qu’il trouve devant lui pour objet de jeu. Connaître les objets est un jeu très amusant pour lui.
Peut-être que l’art, est aussi une façon de se retrouver avec les objets depuis cette attitude élémentaire.
Marcel Duchamp : « L’art est un jeu entre tous les hommes de tous les époques »[1]
Le jeu est une structure de compréhension et d’organisation (une façon de structurer) qui dénote une attitude à suivre pour y entrer. Le jeu a alors des règles. Pour entrer dans un jeu, il faut les connaître et savoir comment y jouer, au long de son trajet. Le trajet du jeu a aussi une mesure du temps, qui le régule du début à la fin.
Toutes les règles sociales sont une sorte de jeu, qui ont une structure à suivre.
Dans la société, sont créés différents espaces destinées à différentes choses. L’espace de l’art est un grand espace destiné a un jeu plus ou moins libre. On peut dire que c’est l’art même qui crée les règles du jeu. On doit dire aussi, qu’il y a des règles sociales qui surpassent les règles du jeu de l’art, et le dominent. L’art engagé essaye toujours de faire écouter la voix de ses règles. Et démontre, aussi, la relativité de la création des règles.
Mettre la vie quotidienne dans l’art, et mettre en scène ses habitudes, ses règles, c’est une façon de la critiquer.
Mettre aussi en évidence le jeu, c’est une façon d’ouvrir les champs visuels, autant qu’on voit la possibilité de créer de nouvelles structures pour jouer la vie, la reconnaître, et la re- appréhender.
Mettre le jeu en scène c’est une façon de dire aussi que rien est inamovible. Que tout change. Et les structures aussi. Si l’impulsion du corps c’est bouger, on doit bouger. On peut pas rester immobile.

Dans mes différents projets, j’utilise le jeu comme structure :
Dans La circulation verbale la structure est une chaîne de cartes postales qui incitent à être envoyées partout, à circuler.
Dans La circulation verbale. Le fil d’Arianne l’oeuvre se présente comme un puzzle qu’on doit recomposer.
Dans La circulation verbale. La conversation. le jeu est une sorte d’invitation qui créé des propres règles entre moi et les invités.

[1] Nicolas Bourriaud, Esthétique Relationnelle, Les presses du réel, Collection Documents sur l’art, France, 2001. p.19

Ariadna Salvador_2006

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Séduction.

I.2. Séduction

Que l’attitude de l’art soit la séduction, tient à une série de raisons.
1- Parce que si on veut être écouté, on doit séduire. On doit séduire l’oreille de l’autre pour que l’autre fasse attention.
2- Et parce que la séduction est aussi un des moyens pour arriver à une des propos de l’homme. L’homme doit créer, en tous ses domaines, une stratégie de séduction pour communiquer à l’extérieur ce qu’il veut dire.

La séduction utilise la structure du jeu pour le rendre possible.
La séduction a aussi des règles et des temps, des codes particuliers.

La séduction est une belle manière de mentir. Tous les séducteurs sont des grands menteurs et de magnifiques créateurs.
La séduction consiste alors a créer une histoire qui se tient, et de la raconter avec du charme.
Peut-être que l’art se sert de cela. Chacun raconte son histoire, son mensonge, sa vérité particulière. Chacun crée une nouvelle structure et la montre aux autres.

La séduction, a aussi du pouvoir. On peut séduire avec beaucoup de choses. On peut séduire avec la beauté, avec l’intelligence, avec l’argent, on peut séduire avec tout ce qui nous manque.
Mais le pouvoir de la séduction est évident. On peut la voir partout. La séduction, cette attitude, est une manière de se mettre en relation avec les autres sans être écrasé.
Si dans la vie règne la loi de la jungle, la séduction est l’une des meilleures armes. C’est la condition de l’individu adulte. Il doit se mettre en condition pour jouer au jeu de la vie.

On parle pas souvent de séduction. Peut être parce que si on en parle, l’évidence tue l’évidence. Peut être que si on parle de cet arme invisible, on la détruira. Je ne sais pas.
Il est possible que ce soit pour cela que je n’ai jamais utilisé la séduction comme une thématique centrale de mes œuvres.
Si j’en parle ici, c’est parce que j’en suis consciente. Je sais qu’elle existe, et qu’elle est partout, et je ne peux pas hésiter à la nommer.
La séduction, est une manière de vivre, une attitude, qu’on doit endosser chaque fois qu’on sort de chez soi et se dirige a l’extérieur.
La séduction c’est le manteau qu’on se met pour sortir dans la rue. Et c’est ça qui nous chasse de temps en temps dans la rue.
Quelquefois, une oeuvre nous attire comme le résultat d’une bonne mise en scène, d’une bonne séduction. Souvent, dans le rythme de vie des grandes métropoles actuelles, la mise en scène est plus importante que le produit qu’il y a derrière.
Autant dire, que si l’on est conscient de l’existence de notre corps (on parlera plus loin du corps hédoniste), on doit être conscient aussi de la vulnérabilité d’un corps séduit par un autre. La séduction est une façon d’alimentation réciproque, une envie de se nourrir des autres. On a besoin de cette séduction pour grandir et avancer.
Si on veut se nourrir des autres, la séduction est notre étiquette, et notre porte d’entrée.
Le vin fait partie de ce monde de règles de séduction.
Le vin fait sortir ce côté du masque social de l’homme. Ce côté séducteur. Ce côté qui habite entre l’amour et la mort. Ce côté qui toujours cache une envie de manger l’autre, de se nourrir de lui.
La séduction alors, ainsi ambiguë comme l’amour, cache son premier instinct assassin.
Comme j’ai déjà dit, la séduction est une arme. Et cette arme peut servir pour créer et pour tuer.
Toute la douceur a une cruauté cachée.
Toute beauté cache une tristesse d’être périmée quelque jour.
La séduction sert, enfin, à dire, à sortir à l’extérieur. Et pour communiquer.

Ariadna Salvador_2006

martes, 9 de septiembre de 2008

La circulation verbale. Communiquer et changer.

I.1. Communiquer et changer


Que la mission de l’art soit de communiquer et changer, tient sur une série de raisons.
1-Parce que communiquer est un des propos de l’homme, et aussi sa chimère.
2-Et qu’en plus de communiquer il cherche une façon de changer quelque chose en l’autre, c’est parce que le message qu’il essaye de donner est un message un peu plus ample des choses, un message qui vise au-delà des mots.

L’art essaye d’offrir des lunettes qui permettent de mieux voir notre entourage.
C’est quand on voit bien qu’on peut changer les choses.
Voir bien est synonyme de savoir.
Savoir plus est un résultat de la bonne communication.
Savoir plus et comprendre ce qu’on viens de savoir.

En ce point, il semble nécessaire de dire que l’expérience du corps est fondamentale.
Pour comprendre ce qu’on veut apprendre, on a besoin (il n’y a pas d’option) du filtre de notre propre corps.
Dans l’évolution de mon projet, on verra chaque fois plus d’importance donnée à cette question.
En fait, je peut observer que dans ma trajectoire artistique il y a toujours eu une forte présence du corps, tant en forme de performances que dans un imaginaire graphique.
Mais cela parle toujours de ce corps qui essaye de se communiquer aux autres.
Je suppose que c’est une façon de dire avec l’art ce que je crois que l’art dit.

Je dois dire aussi que dans cette conception il n’y a pas de limitation quant aux moyens.
Je me suis servie, au long de mes projets, tant de la peinture que de la gravure, de la sculpture, de la vidéo, de la photographie. L’importance de cette démarche réside en la façon de concevoir chaque pièce, en l’endroit où est installé ou là où doit se dérouler l’événement et en la durée de temps.

Dans les projets que regroupe ce mémoire, il y a une importance du temps, vue différemment dans chacun des projets.
Il y a aussi une vision différente sur l’espace où se réalisent et où se montrent les pièces.
Il y a une relation différente entre moi et le public, et les personnes qui participent dans le projet.

Je suppose que l’idée la plus grande et la plus générale de ma conception de communication, est celle de la communication libre : pour donner lui lieu, il doit exister un corps qui est ouvert, et qui laisse entrer et sortir l’air. L’air autour de la communication est fondamental, c’est précisément lui qui permet une circulation légère.
Quand je parle de "circulation verbale" dans mes projets, je parle de ce type de communication. Une communication qui n’arrête jamais de circuler, et ainsi change tout le temps et ne meurt jamais (ou meurt toujours, ce qui revient au même).
Cette circulation est un fil continu qui joue à différents jeux. La matière du fil est toujours la même, ainsi que la voix, mais le jeu, la structure de chaque pièce, change.

Ariadna Salvador_2006

lunes, 8 de septiembre de 2008

Primer acercamiento a La Circulación Verbal

I. Introduction

La circulation verbale se dédie à provoquer, promouvoir et enregistrer des processus vivants.
Ces processus vivants se donnent quand le corps bouge et se communique avec les autres corps.
Se communiquer a travers de la langue, les gestes, les sons (tout cela dans les limites des espaces), est toujours un jeu qui permet toujours faire de nouvelles inventions.
La première chose que m’intéresse quand je projet ce mémoire, est transmettre une idée de mouvement.
Les processus vivants n’admettent pas le statisme.
La deuxième chose, est organiser une série d’idées qui arrivent a configurer une carte d’approche a ma conception artistique et à l’idée de circulation verbale.
La première structure que je construise pour réaliser cela, me présente les suivantes problématiques :

1 - Mission de l’art :
Communiquer et changer

2 – Attitude de l’art :
Séduction

La communication et la séduction changent la vision ou l’expérience de l’autre en transmettant un message .

2 - Mode et structure de compréhension d’ un message:
Le jeu

3 – Un des outils pour construire le structure d’un message :
Le fil

Dans le fil et dans le jeu il y a une dimension temporelle très consciente au long de son développement.

4 – Des outils pour changer, qui communiquent et séduisent (pour provoquer le mouvement du fil et du jeu):

La voix
Le vin
La littérature
L’image
Le mouvement
Le corps
Le corps en mouvement

Ces problématiques se développent dans la première partie de la mémoire.
Dans la deuxième partie sera le corps le central objet d’étude, étant donné qu’est-il notre premier moyen de locomotion qui nos permet voyager vers les autres, et former aussi partie de tous les processus vivants.

Ariadna Salvador_2006

domingo, 7 de septiembre de 2008

Amor líquido

En el “Amor líquido”, Zygmunt Bauman nos habla de la situación del amor en nuestras sociedades actuales. Éstas, que ya lejos de ser estáticas, han relevado los sólidos cimientos de antaño por nuevos móviles cimientos, cimientos o verdades puntuales que se intercambian y se confunden en el mar de redes e interconexiones que protagonizamos hoy. Me atrevo a decir “del que participamos”, pues como en un juego de construcción constante, somos dueños y responsables de él, creadores en rol activo y arañas que tejen a la velocidad del rayo una estructura de filamento fino que a la vez que transmuta parece cada vez romperse pero lo que en realidad hace es cambiar de peso en el circuito, cambiar simplemente de conexión en el largo camino. Para Z. Bauman son importantes los términos “redes” y ”conexiones” en este contexto de sociedad, y concretamente en este aspecto de ella, en lo que implica al amor y al relacionarse. El autor nos hace un ajuste de vocabulario que permite definir con más precisión la situación actual. Lo que antes se definiría cómo “relaciones” o “relacionarse”, lo substituye por “conexiones” o “conectarse”, y para que este último término pueda ser practicable, tiene que existir otro término que el que dan lugar los conceptos de “relaciones”, “parentesco” y “pareja” (términos que por encima de todo resaltan la idea de compromiso mutuo). Este nuevo término en el que la acción de conectarse es posible, es la red, vista por él como una gran “matriz”, en la que puede darse el libre movimiento. La “conexión” es fiel a la red porque lo es tanto al “conectarse” cómo al “desconectarse”. Uno se conecta, luego se desconecta, y sigue su camino. En la red son igual de válidos estos dos movimientos, sin resaltar, cómo en el término “relación”, un gesto más que el otro que aboca directamente a un estatismo, una única dirección que es el compromiso. La forma del amor que, según Z.Bauman, se mueve y nace de esta sociedad líquida, sin sólidos amarres pero de firme estructura y buenas articulaciones, estaría más cerca de la acción de “conectarse”.

Nos cita el Simposio de Platón, dónde “el amor no se dirige a lo bello, como crees, sino a concebir y hacer en lo bello” (…) “amar es desear concebir y procrear”, para luego llevarnos a la idea de que “el amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas”.

Con esto reafirma la solidez del sentido del amor, y también la solidez del sentido del movimiento en una sociedad dónde, lo aparentemente frágil o insustancial puede llegar a dar lugar a motores de movimiento mucho más profundos y comprometidos que los que tan solo comprometen, pues contemplan, a la vez, el factor de la libertad. Libre movimiento. Sangre que circula. Amor y fe en la construcción del camino. Creo que el compromiso, el comprometerse, es algo que está mucho más cerca y dentro de uno mismo que de una sólida estructura de elefantes. La sólida estructura sólo es una forma que intenta mantener una verdad, aún cuando esta se desmorona. Creo que la libertad de movimiento te obliga a estar más alerta y a mantener el rigor, la atención y la calidad de los movimientos, haciendo que cada individuo se fortalezca y la interacción con los demás que habitan la red pueda ser luego más rica y pueda dar lugar a creaciones más evolucionadas, con más matices. Esto incrementa también la velocidad de este avance. Aunque contemplo también que esta forma de vivir en la red puede conducir mucho más fácilmente a la dejadez, la pérdida y la caída en el vacío, o el vagar, pero obviamente estos son aspectos que el ser humano debe pasar un momento u otro, viniendo de la estructura o época de la que venga y en caminando en la que esté. El camino está allí. Lo importante es hacerlo nuestro (ponernos las botas, y caminar).

“El amor está muy ligado a la trascendencia, es tan sólo otro nombre del impulso creativo, y por lo tanto está cargado de riesgos, ya que toda creación ignora siempre cuál será su producto final.”

Ariadna Salvador_2008

sábado, 6 de septiembre de 2008

La espera

Este texto queda restringido por el momento,
a la espera de próximas publicaciones.

Ariadna Salvador_2008

viernes, 5 de septiembre de 2008

Desencuentros con la tercera fase

DESENCUENTROS CON LA TERCERA FASE:
BIENVENIDA A LA CUARTA GALAXIA.


Después de presenciar estos tres encuentros
con los anteriormente citados
suelo
poesía
y asesinos a sueldo,
me complazco a invitarlos
a mi bautizo de la cuarta galaxia.

* * *

Aquí la normativa procede de la siguiente manera:

1. Mantener el suelo bajo nuestros pies
(es decir, no dejar nunca que ocupe el puesto del techo o cielo)

2. Reír cada vez que la palabra poesía se nos pase por la cabeza.

3. Transmitir, siempre, el mensaje de un asesino a sueldo.


Ariadna Salvador

jueves, 4 de septiembre de 2008

Encuentros con la tercera fase

ENCUENTROS CON LA TERCERA FASE:
3. LOS ASESINOS A SUELDO.


Yo, creía.
Creía hasta que vinieron
dos asesinos a sueldo y me dijeron
que no debía creer en lo que no existía.
En ese momento, el suelo cayó sobre mis hombros.

* * *

Yo, me puedo imaginar.
Vosotros, quizás sois creyentes.
En ese caso os diré que sigáis creyendo.
Nadie os asegura que este lado
sea más fiel a la vida que el otro.
Quizás sí.
Quizás si tenemos en cuenta que en este lado
existen los asesinos a sueldo.
Éstos que se encargan, poco a poco,
de que vayamos pasando,
TODOS,
a su bando.
En este bando,
no queda nada más en qué creer,
salvo en la muerte.

Ariadna Salvador

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Encuentros con la tercera fase

ENCUENTROS CON LA TERCERA FASE:
2. LA POESÍA.


La poesía
es el descubrimiento
de lo que la vida podría ser,
- es el descubrimiento entonces
de la idealización de la vida. –
La poesía también es,
- también está -,
cuando todo cuadra,
y cuando no tienes que pasar
demasiadas veces
por el aro.
- Pasar por el aro
ya no forma parte de esa idealización -.
La poesía también es
un tratado,
que habla del por qué
uno no debe pasar por el aro,
o del por qué
uno debe de ser consciente de ello.
Lo que la poesía no nos dice,
es que la vida es pasar por el aro.
La poesía es una mentira
si nos la creemos al pie de la letra.
Quizá, se me olvidó prestar
demasiada atención a aquello de
“ no te creas todo lo que te digan.”

Ariadna Salvador

martes, 2 de septiembre de 2008

Encuentros con la tercera fase

Regresión al 2006 en cuatro fascículos.


ENCUENTROS CON LA TERCERA FASE:
1. EL SUELO.


Aquel día,
soñábamos,
antes que todo.
No podíamos ni imaginar
que la poesía
era un mero bazar
de sueños estancos.
Ahora que el suelo
está por encima de nosotros,
dime dónde nos cabe.
Ahora que ya no tenemos
ni tiempo,
ni cielo,
porque el suelo
nos ha absorbido por completo.
Ahora que ya no tenemos derecho a soñar,
más que en el mundo de los sueños.
- eso, si es que todavía sigues soñando.
Eso, si es que todavía te sigues despertando
con la conciencia puesta. –
O es que te has pasado
al mundo de los del subsuelo.
Aquí dónde no hay
ni tiempo,
ni cielo,
porque el suelo
nos ha absorbido por completo.
Aquí dónde la poesía
suena a delirios de un charlatán.
Y hace reír.
La poesía,
ya difícilmente
nos mete enjutos
en nuestras carnes.
Difícilmente,
nos pone calientes
– o serios –
si no es a través de la risa.
Esta risa que no sabemos
por dónde coger,
ni de dónde viene.
La poesía,
da risa,
si estás en este otro lado.

Ariadna Salvador

lunes, 1 de septiembre de 2008

El rumor de las verdades venideras

Para inaugurar septiembre,
el origen del rumor del hilo:

EL RUMOR DE LAS VERDADES VENIDERAS

Nos besamos en la calle San Bernardo. Fue la primera vez que percaté la perfecta disposición de sus dientes, y la blancura insultante. Como si de un caballo se tratara, algo me dijo que eso era un buen augurio, a pesar de que detrás de nosotros una pareja de yonquis estuviera montando una escena próxima al maltrato físico y emocional. Los cócteles de la calle Joaquim Costa y las cervezas de la calle d’en Robador detonaron ese primer encuentro. Menudo encuentro más callejero. Aun conservando la hermosa visión de los dientes en medio de la noche, me dio por escurrirme dentro de un taxi al llegar a la Gran Vía. Necesitaba, sin decir nada, alejarme de las redes que me habían tendido las entrañas del Raval. Otra vez, me había vuelto a ocurrir lo mismo.

Años antes, junto a otra boca distinta, conocimos, en la Rambla del gato de Botero, a un hombre que decía provenir de muy lejos y haber hecho todo tipo de trabajos artísticos, todos ellos, de gran relevancia. Lo más curioso era la difícil localización de su acento, mezclado con la casi imposible retención y decodificación de sus vocablos repetitivos y soltados con una circularidad insultante. Eso sucedió en un banco de la Rambla, entre gritos y conversaciones, y vendedores efusivos de latas de cerveza fría.
Aquella misma noche, creo que acabamos comiendo cacahuetes en una casa encubierta por una puerta azul, a la que se podía acceder después de picar al timbre con sigilo. Allí dentro se entonaban todo tipo de canciones, desde los discos de antaño hasta las improvisadas guitarras del sentido flamenco, acompañadas de zumos y cervezas y vinos que convertían, a todos los extranjeros, en un mismo invitado de honor. Nos costó marcharnos de aquella casa.
Noches antes, o noches después, habíamos acudido a aquel recital de poli poesía, en la calle dels Salvador, dónde todo parecía posible, desde las sirenas, hasta la resurrección de los viejos cabarets de la antigua Alemania. Si el pasado renacía, quizás el futuro era posible.
Aunque las noches se movieran a través de esa viscosidad, a través de ese imán que te atrae y que es tan dulce, a pesar del agrio sabor de la cerveza y el poso de los mil cigarrillos en el fondo del paladar.

Hubo muchas otras noches, con muchos más amigos y ninguna boca, que pasamos del bar Armando a la calle Botella, y luego al bar que nunca cierra (y que por fin cerraron) en una esquina de la calle Hospital. Primero grandes porciones de queso cortadas a tiras y un buen pan con tomate, mientras aquel chico no dejaba de dibujar a Armando, el camarero proveniente de una isla que prometió ser el paraíso africano por excelencia. Armando era el sol de ese universo apodado bar Armando. ¿Sería la calle Bisbe Laguarda? Luego grandes paradas en el destartalado Big Bang, entre futbolines y viejos rockeros, y amigos jóvenes que comenzarían una carrera hacia ese mismo destino. Luego hay otros que no están. En el bar que nunca cierra, otro con puerta verde o azul, una amiga china me leyó la mano. Ella me habló de un imán. Y me habló de viajes. Me habló de mi esencia y de mi camino. Mientras tanto otra amiga estaba saliendo afuera a causa de un mareo.

También pasamos ciertas noches jugando a las cartas, cenando o cantando o fumando en una casa de la calle del Tigre. Creo que esa casa, ya encierra en sí misma el cogollo de una comunidad. La comunidad del Tigre. Todos los que hayan pasado por allí, podrán decirlo. Aunque ya no molesten los sordos zumbidos de la añorada Paloma. Y aunque en la casita de al lado sigan conservando la prensa de tantos siglos de anterioridad.

Hubo un tiempo en que frecuenté innumerables veces un bar de “la plaça dels Àngels” dónde las mesas estaban escritas con infinitos versos. En aquel tiempo era todo todavía un sueño, un sueño inmenso e inabarcable, y aparentemente a la vuelta de la esquina. Aquella boca que me acompañaba, era la boca más fiel a mis ideales. Estaba todo firme y sujeto como unos buenos pantalones. Y no tenía miedo. ¿Miedo a qué? Deseo. Hambre y deseo. Deseo de estar allí arriba, recitando. Deseo de que el mundo encajara con la forma de mis deseos.

Años más tarde estuve allí arriba, recitando, en la L’ Espai Mallorca de la calle del Carme, pero tuvo otro color, quizás el verde, y fue mucho más breve de lo que esperaba. Más encorsetado. Para recitar se necesitan lugares dónde corra el aire.

A la boca del párrafo anterior, la conocí atravesando las piedras de una exposición de La Virreina. Era una de esas bocas que no se pueden parar, y yo todavía tenía demasiada sorpresa y expectación cómo para pararla. Luego la seguí, luego nos seguimos hasta Muebles Navarro, otro lugar desaparecido, y nos desbocamos al unísono, sin interferencias. Todo aquello era más de lo que podía esperar, mucho más de lo que podía imaginar. Caminamos juntos mucho mucho tiempo, y aún no sé porqué, nos caímos y me fui por otro camino, también del Raval, acompañada de otra boca mucho menos fluida.

Esta última casi no comunicaba. Eran más los ojos y la piel. Y una promesa de que algún día llegara a hablar. Pero la seguí. Caminamos más de lo que había caminado, bebimos más de lo que había bebido, hicimos largas pausas. Y no dijimos nada. Menuda promesa más tonta. Menuda espera tan larga. Pasamos por delante de todas las prostitutas del Raval, en la calle Sant Pau bordeamos el bar Marsella, sin ni siquiera intuir ni un sorbito de absenta, y volvimos a calle Hospital o a calle del Carmen o al bar Kentucky o a la plaza del “Trippi”. Pero no, eso ya era una vez cruzada las Ramblas. En esa plaza pude haber abrasado a alguien con mis versos. Y ahora me pregunto, ¿Por qué ese afán por lo verdadero? ¿Por qué ese arranque de sinceridad? ¿Por qué ser tan fiel a mí misma, y porqué desbocarme si al final, ni la mitad recibe, ni la mitad intuye ni un sorbito de esa esencia? Menuda decepción. ¿Acaso deberemos apuntar más bajo? No. Me niego. Lo seguiremos intentando. Aunque los demás hagan oídos sordos, y prefieran seguirse emborrachando de esa forma tan fácil, tan dulce, tan barata.

En el bar Almirall encontré alguna noche un poco más glamourosa, entre el amarillo y el verde, y la promesa de estar sumergida en un vaso de whisky con hielo. Los bares absorben a la clientela. Y la clientela absorbe a los bares. Estoy segura de que esa película no me la podría haber dado otro color. El Benidorm y el Piscis se quedan lejos, y el Lletraferit, se queda entremedio, o quizás a media tarde. Los lugares donde pasan cosas, son los lugares con los que uno se acerca a la verdad. Y esa verdad, por lejos que se quede, ya nunca nos la quita nadie, y sin saberlo encaja poco a poco con el rumor de las verdades venideras.

Yo no imaginé estas verdades las primeras veces que aterricé en el parking de la plaza “Bon Succés” con el coche de mi padre. Esas tardes en las que recorríamos ciertas tiendas, ciertas calles, o ciertos bares con cierta asiduidad. Entonces yo adoraba el mundo de mi padre. Sus recorridos eran para mí lo más cercano a la libertad de movimiento, la puerta hacia una nueva dimensión, dónde todo lo imaginable podría ser visto y dónde el mundo entero me esperaba, escondido tras cada papelera, tras cada gesto de una persona que veía cruzar la calle o de un vendedor de libros que se resguardaba tras el mostrador, o de un disco todavía sin precintar.
Después de su coche, aprendí a coger el metro y el autobús, sobretodo el metro, ya que el autobús me recordaba más a la tierna infancia y a mi madre, y descubrí que los recorridos podían ser mucho más largos y más peligrosos, y por qué no, más abiertos, más tendidos al azar. Se me abría un mundo por investigar. La plaza Cataluña y todos sus alrededores, serían uno de mis primeros destinos. En ese lugar de Barcelona podría descubrir muchas más culturas que la nuestra, muchas más edades, muchos más sonidos y colores, música, oficios ambulantes, estatuas vivientes, animales, gente y gente y gente en movimiento cómo en ningún otro lugar. Para mí, todo aquel entramado de calles que se escurrían hacia un sinfín de parajes significaba el infinito, y la edad adulta. Yo, por fin, podía elegir por qué calle meterme, y hasta dónde, y me deleitaba en descubrir los quehaceres de la gente y crecer con ellos. El lugar más distinto a mí era el que más me atraía, y todo nuevo encuentro era una oportunidad más para crecer. El bullicio me calmaba, el movimiento me drenaba, y la multitud de gente me servía de colchón para sentirme, como si nada, entre nubes. La realidad, quizás por estar entonces aún fuera de ella, me parecía lo más hermoso del mundo, lo más cercano a un sueño, y no podía imaginar que nada, por duro o cruel o doloroso que fuera, pudiera algún día llegar a defraudarme.

Me hubiera gustado gritarles a todos lo hermosos que estaban inmiscuidos en sus quehaceres diarios. No me hubiera importado nada reemplazarles, ser panadera o camarera, vender periódicos, libros, ropa, todo por estar ahí dentro, participando, interactuando con ellos. Todo me parecía válido. Me pregunto en qué punto entra la inconformidad. En qué punto entra el convertirse en panadero y llegar a odiar estar metido en ese papel. ¿Cuál es la diferencia entre amar al panadero y odiar al panadero que uno lleva dentro? ¿O quizás es odiar que los otros sólo vean esa parte de ti, esa parte panadera? Supongo que si observas en panorámica deseas que los demás te observen en panorámica, y que no te limiten con su corta percepción. Hasta el punto de desear gritarles: -¡Yo no soy panadero (aun con un brioche en la mano)! – Y es que lo que quizás quieres realmente decirles es, - Yo no soy sólo panadero, por favor, no te quedes con eso, yo soy alguien más, y tengo ganas de que la gente lo sepa.

Todo esto parece absurdo, y son justo este tipo de fraudes los que, desde fuera, montada en el coche de mi padre, no podía llegar a imaginar. ¿Cómo podía imaginar yo que aquél panadero triste estaba triste por ser la etiqueta que yo misma había puesto al mirarle a los ojos? Menuda tontería, hubiera pensado entonces. Y de hecho, lo sigo pensando. ¿Quién me iba a decir que su padre lo esperaba mucho antes convertido en profesor de historia o ganador de una medalla olímpica? ¿Y quién me iba a decir que la gente no tiene paciencia, y que sólo está interesada en los resultados? ¿A quién le importa todo el camino que has recorrido para llegar a la meta? ¿Y qué meta? Quién me mandará a mí preocuparme de todo esto. El panadero estará compungido a causa de la presión que le ejercen todos sus compatriotas. Cómo aquella repetida frase que tanto me hacía reír en los vídeos que nos pasaban en la escuela sobre educación y drogas: “Pressió de grup”. Qué risa me daba. Ahora veo que la presión de grupo va mucho más allá, y que este grupo es una sociedad y es una especie, que te obliga a pisarte tus propios pasos, a veces, sin darte cuenta, y también, claro está, a tragarte tus propias palabras.

Ahora tengo muchas menos ganas de correr, tengo menos ganas de movimiento, tengo menos ganas de que toda esa gente me haga de colchón. Ahora me cruzo con la gente, y a veces la esquivo, debido a que sus miradas son tan fuertes y tan conocidas, que te amarran tal zarpazo, y te arden por dentro. Ahora sus palabras son tan repetidas, que deseo apartarlas, de vez en cuando, para poder respirar.
A veces desearía que todos aquellos se metieran sus asuntos en el bolsillo.
Pero luego los vuelvo a amar.
Amo al panadero y al camarero, al vendedor de periódicos otra vez, y al taxista, por mucho que pregunte demasiado, intento responderle, por mucho que no entienda ni la mitad de lo que le digo, intento darle lo que tengo, sin excederme, y así puedo ver como el tiempo se vuelve más esponjoso, con menos aristas.

Porque el cuerpo responde al alma con múltiple inmensidad.

Alguien me dice esta frase en mi sueño, y es que el cuerpo siempre toma otra dimensión y le da un cierto rumbo a las cosas. Un rumbo propio, del que no podemos escapar, pues estamos enganchados a él. Somos nosotros.

Con mi boca, con mis ojos, con mis manos y con mis pies he bajado mil veces estas calles, y las he vuelto a subir. Con mi boca he tratado de acercarme a tantas bocas, a tantas orejas, a tantas manos sin dejar de escuchar el rumor que se cocía a nuestro alrededor.
Aquel día me filmó los pies des del final de la Rambla del Raval hasta la calle Sant Martí, y de la calle Sant Martí a la calle Riereta, y de la calle Riereta a la calle Aurora, y luego…seguí caminando. ¿Han sido mis pies siempre esta espalda que se escurre hasta el ínfimo callejón de la ciudad, hasta el último rincón del laberinto?

Antes de la filmación estuvimos cenando y días antes tomando unas cervezas en El Café de las Delicias, asistiendo al descubrimiento de un pequeño ratón escondido bajo la barra. También hojeamos los dibujos en las libretas, y redescubrí aquellos peces y la mariposa con ojos y peca.
Varias mañanas volví a frecuentar la calle Riereta, y volví a la escritura automática sobre el suelo de madera en las clases de movimiento auténtico:

Un instrumento
un instrumento
que hace
círculos en la tierra
un movimiento
que se contagia
y se hace trizas
que se dibuja
y se desdibuja
a sí mismo
y se borra
cuando quiere,
y cuando siente
se vuelve a dibujar.
Y le da igual,
porque sigue dibujando,
cuando quiere y cuando no quiere,
cuando desea se ríe y le da igual.
Y sigue tocando.
Sigue bailando.
Y se queda adentro,
se queda y se huele para siempre,
pues está,
al fondo de todas las cosas,
y vino de allí,
para quedarse aquí.
Para siempre.
Cómo un corazón.

Ese día de abril redescubrí mi propio latido. Ese día volví a aparecer, cobré vida, como un viejo robot oxidado al que se le echa aceite en las articulaciones del alma. Supongo que por eso lo de “porque el cuerpo responde al alma con múltiple inmensidad”.
Nadie más que mi propio cuerpo podría haberme enseñado a andar. Y nadie más que mi propio cuerpo podría haberme enseñado a con quién andar. A sentirme grácil cuando ando al lado de según quién. A sentirme desgraciado cuando ando al lado de según sin-quién. Y a sentirme vivo cuando ando por según dónde. Moverse. Hay ciertos lugares que te hacen mover. Me dirijo hacia la calle Riereta:

“Comienzo con sueños gigantes. Sigo con vals de la muerte. Granate negro. Fucsia. Amarillo trece. Azul eléctrico. No sé por dónde voy. Hablar es tan difícil cómo moverse. Hablar es tan difícil cómo actuar. Hablar no es nada, es verborrea, realmente no importa. Moverse es más importante. O hablar con sentido. Un canto agudo, una danza, un naranja y un verde que se extienden. Bailar hablando, hablar bailando, hablar para mover, en el espacio que nos comprende a todos, que nos cuida, que nos sacude, que nos tiende dormidos y nos recupera muertos al final. Para hacernos desaparecer bajo el colchón de arena. Lo que importa es la verdad en el presente. Y hablar para mover. Es decir, decir. El secreto. ”

Aquello encendió mis motores. Aquello fue la gestación de mi movimiento. He vuelto al Raval, he vuelto a comer alguna pizza, en un tiempo récord, pero no he sentido el peligro en la piel. Y eso me ha dado que pensar. Directamente, me ha hecho actuar. No puedo quedarme con el traje del conformista en pañales, no puedo quedarme con el traje de la tercera edad. Debo vivir, por lo menos de momento, con el pelo un poco erizado. No puedo salir a la calle y no sentir nada. Creo que si no lo hago, van a pedirme que les devuelva la vida, a decirme que no es mía, que me la prestaron un rato, y que por tanto otros muchachos la aprovecharán más que yo.

Este barrio me ha metido en muchos apuros y me ha sacado de otros tantos. Quién se acuerda de la barra del bar sobre la que paseaba el gato naranja. Y de aquellos dos amigos, vestidos de surfista y capitán, revolucionando el paso y echando leña a la diversión sin fin. Y de aquél otro que, borracho o demente, quiso terminarla a golpes de casco ensangrentado. Y del ducados. Y de aquella conversación sobre filosofía interminable en la barra y en la cola del baño, mientras Camilo Sexto cantaba sin reparos a nuestras espaldas. Y del aburrimiento. Y del hit de los ochenta. Y del Agüelo. ¿Quién no ha pasado por el Raval sin que se lo trague entero? Podríamos decir que en el Raval se originó la vida y que terminó con ella (al final de la noche).

El Raval, este antiguo distrito V, tiene muchas uves, de éstas con las que se construyen cincos, y de éstas con las que se otorga movimiento a los cuerpos; de éstas, con las que se descubre que tras la piel, siempre hay más piel por descubrir. Cómo una piel de cebolla. Hay algo que siempre nos dice: aquí hay algo más.

Ariadna Salvador_2008