martes, 23 de septiembre de 2008

Bebiendo el agua que me dan los manantiales(...)pues caerá hasta el fin y no dirá

bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quien la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dio mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá nada más que el decir de su ruido insondable este ruido que poco importa porque ya es y ya ha sido una y otra vez y no dice nada más que lo que ya es que lo que es ni antes ni después ahora cae y siempre hay quién la bebe bebiendo el agua que me dan los manantiales dime cuantas presas me voy a encontrar y si no me importa síguelas dando a merced de este mar y si no te importa sigue midiendo este dar sin medidas sigue si no te importa vertiendo este mar y si sigues bebiendo el agua que me dan los manantiales ve y decide de qué fuente beber pero no decidas cuantas presas me vas a poner ve y decide que decides darme tantas aguas como lugares donde poderlas guardar sin retenerlas por demasiado tiempo y para poder seguir bebiendo de este mar que como siempre me conduce al último mar o al primero que me dió mi sed que me dio la calma y refugio de las montañas que esperan imperturbables a que el agua se filtre entre sus paredes rocosas y se cuele entre sus grietas llenas de musgo esas que se quedan quietas y verdes de tanto esperar como siempre sin espera pero atentas al agua que cae incesante y sin muchas previsiones tampoco provisiones pues caerá hasta el fin y no dirá (...)