jueves, 2 de octubre de 2008

Paraíso número IX

Andamos muchas veces bordeando el mar
El camino siempre era largo y estrecho
Y la tierra siempre quedaba a la derecha
Nos cruzamos de vez en cuando
A ciertas personas
Ellos iban a veces en la dirección contraria
Y nos costaba cruzarnos sin desviarnos
Del camino
Debido a que era largo y demasiado estrecho
Y los listones de madera que nos sujetaban
En la roca
Eran a veces tan móviles que dificultaban
Nuestro equilibrio
Y el sabor del mar estaba tan cerca
Que casi nos escocía los ojos
Tú me miraste
-puede ser-
Y me dijiste algunas cosas
Que hay que saber
Para guardar el equilibrio
-en ciertas circunstancias-
Pero el mar estaba tan cerca
Que era difícil escucharte
-y más responderte-
Todavía tengo espinas que no me sacaste
-Y todas esas frases-
Dime hasta dónde subimos
-porque no caímos-
Y en qué lugar te quedaste
La tierra sigue estando cruzada a la derecha
Los puñados de sal –y las anotaciones-
Siguen apareciendo en mis bolsillos