lunes, 22 de diciembre de 2008

Sonata del vuelo (divino tesoro tenaz)

Que no te absorban los espíritus del mar.
Que no te manchen las alas.
Que no sepulten tu cuerpo.
Que no corran más detrás de ti.
Que te dejen con aire.
Que te observen volar.
Y que dejen de pedirte que bajes
al subsuelo, una, y una vez más.
Abre sus aguas, y déjate andar.
Tu inocencia es demasiado bella
para que la rompan con sus manos
inundadas de ansia,
podridas de angustia y de alquitrán.
Que no te persigan con su bomba
descorazonada y sagaz,
(demasiada avispa, demasiado mal).
Anomalías y zarpazos mal tragados,
montañas perdidas de vista,
nieblas espesas y atunes muertos,
(todo es un clan)
para que caigas en su red submarina,
en su disfraz de tontos,
en su perpetuo regresar.