jueves, 26 de enero de 2012

Baño de tinieblas y un solo corazón

Tengo un corazón de plata

En la punta de los labios

Y no sé hacia dónde debo

Dirigir su bienaventurado

Ritmo de serpientes

Que se mueven

Como cintas de árbol

Como estelas doradas

Cuando el cielo está

En la tarde

Cuando los gorriones

Se dignan a hablar

Cuando los sonidos bailan

Uno al compás del otro

Y se acercan

Y se acercan

Y se vuelven a mover

Como la lava que se cuece

En el centro de cada

Corazón

Como las amebas

Que mueven

Los espacios lentos

Como los ladridos

Que se escuchan

Detrás de cada noche

Y dicen “nada”

“Aquí ya está el silencio”

Como los momentos

Que se quedan guardados

En un cajón curado

Cómo el vino

En la garganta

Y las amígdalas sonando

Bajo las olas del placer

Dormido en los rincones

Oscuros de todos nuestros

Órganos sumidos al tacto

De lo que ingerimos

Y de lo que no ingerimos

Más allá de la mente

Más allá de nuestros ritmos

Internos pero vivos

Como el pan y la levadura

Los cereales y la carne de cordero

El cardamomo, la sal y los dientes

Las espinas, el pescado, el ajo

El azúcar y de nuevo el pan,

Las naranjas y el café

Solo como la mar

Salada y aterrada

Por ser la gota

Que colmó la muerte

De cada historia

De cada vendaval

De tiniebla y luz pescada

Tras los agujeros terrestres

Y las ganas de volver a empezar

Cada vez que la vida se levanta

Con las cortinas

Con el olor a croissant,

Con dicharacheras encinas,

Con el viento entre cada tallo

Subiendo hacia las montañas,

Con las bocinas y la calma,

Con los nervios de estar vivo

Y perdido en medio de los vivos,

Con el temple de seguir siendo uno

Mañana tras mañana,

Con la tenacidad de seguir diciendo

Lo que se quiere con este corazón,

Con este corazón impreso

En la tormenta,

Siempre a punto de ser

Baño de tinieblas

O pastel de melocotón.