viernes, 7 de noviembre de 2008

Las llaves

Pesan los submarinos
Y se arrastran las palabras
Como anclas sin dueño
Dibujando sonidos hasta el fondo
Creo que todas esas cosas
Que pienso a lo largo del día
(Y de la noche) se quedan con ellas
-Aun sin saberlo- y las transforman
Las colocan en uno u otro lugar
Y viven un poco a remolque
Transportadas por las mareas
Que las trasladan de un lado al otro
Sin prisas ni reparos por molestar
-No vaya a ser que se pierdan-
Las llaves están siempre al final
Y te digo que no se pierden
-Por mucho que se empeñen en despistar-
A veces uno las cambia de sitio
Como a las palabras
O a las cosas que uno ha ido
Pensando a lo largo del día
O de la noche
Y vuelven pronto a su lugar
A ese lugar reconocible y tranquilo
De la memoria acostumbrada
A localizar resortes automáticos