martes, 27 de enero de 2009

En el borde Urano (se escapa de la espalda)

El bosque prometía raíces y piedras,
tallos y lombrices
y ciudades por existir.
Se preguntaron,
- hacia dónde el este -
y volvieron a subir
apurando el reverso de las montañas,
húmedas o blancas
y a veces cubiertas de hiedra o sal.
También con musgo,
peinando sin dudas,
sabiendo aún,
retomando y diciendo
- el verde escarpar -.
Refinando esas horas tiernas
y sabrosas como el mar
que tan cerca está de la montaña
porque cerca del borde se persigue y va.
Urano se escapa.
Tú, te vas.
-No tengo más heridas-.
-Ni más piedras en mi espalda-.
-Yo sí bóvedas, quizás-.
De la noche en que esperamos
sedientos y mullidos,
acunados sin riesgo,
en el borde y aún,
prometiendo raíces
y piedras cometidas
al pie (todavía juicioso) de la montaña.