martes, 3 de marzo de 2009

El bosque del luto. Todos los colores.

Te posaste en mi espalda,
hace tiempo,
y de allí nacieron tus alas.
Me viniste a encontrar
en este bosque
encantado en mi memoria.
Tú mismo lo dibujaste,
para poder circular en él.
A cambio, me dejaste una pluma,
y un puñado de colores,
sabiendo que así,
podrías renacer
mil veces ante mí.
Configurarte quisiste,
con las alas de un pájaro
o con el estupor de un ángel,
escondido y siempre
-estaba escondida-
despertado por mí,
reposado y dulce
cómo un elefante,
con la piel resistente de la almohada,
(a prueba de bombas)
y el alma intacta y serena
de una flor.
El día en que moriste
siguen lloviendo
caramelos del cielo.
Todos los colores.
Todos para ti.