sábado, 11 de julio de 2009

Anotaciones sobre la forma (1)

La libertad no tiene nada que ver con la forma de algo. Tiene que ver con la movilidad que hay dentro de la forma, y fuera de ella. Así, la libertad o el avance no tienen nada que ver con crear una ley nueva, una nueva ley basada en los mismos principios de base que la anterior, pues de esta forma, lo único que se hace es crear otra nueva forma, otra nueva forma estática e inmóvil. La forma da la seguridad de la aprobación. La forma es como un título, como un galón, como una etiqueta que ayuda a clasificar en medio del caos. El problema que suele tener eso de la etiqueta, es que detrás de ella, detrás de cada una de ellas (todas con distintas nomenclaturas y estatus posibles), acaba escondiéndose una única masa idéntica para todas ellas. El problema de este sistema estructural de títulos y galones, de falsas seguridades y nomenclaturas con el que intercambiamos sonrisas y afirmaciones, es que condena a la automatización de todo aquello que se acaba escondiendo detrás de su máscara. Pero lo más curioso es eso, que no sólo son lo mismo todas las cosas que se esconden detrás de una forma determinada, sino que lo son también, todas las demás. El estatismo de la forma condena a todos y todas por igual. Eso que queda detrás de todas las formas distintas, es un mismo amalgama de sumisión insípida y pre-programada, una especie de previsión de todos los movimientos posibles, una mala jugada para un cerebro que no se va a poder ya mover más allá de los límites de cierta forma. Realmente, la libertad de avance en una sociedad tiene mucho menos que ver con las nuevas leyes que se van adquiriendo con el tiempo, si es que estas no varían en su raíz. Ir cambiando la etiqueta a una ley que esconde la misma forma no es renovación: es puro papeleo, puro mareo, puro juego de manos, con el que se trata de despistar y esconder el origen de la verdadera bolita que se escapa y que sólo existe bajo uno de los cubos. ¿Me quieren decir entonces, si la bolita es la esencia de nuestra sociedad, bajo cuál de los tres cubos se encuentra? Y si la libertad es uno de los mayores dones otorgados al hombre, ¿será entonces el de la sociedad quitar la libertad al hombre? Yo todavía no me creo eso. Apostaría más por afirmar que todavía se trata de una mala gestión y de una sobreabundancia de miedo. También observo que el juego de las etiquetas y el juego de esconder la bolita, (y el juego de la sobreproducción de "nuevas" leyes), confunde y amplifica la sensación de miedo, (la sensación de crisis, si quieren también), y que todo esto, perdonen que discrepe, no tiene nada que ver con el origen ni voluntad del verdadero hombre (verdadero hombre o verdadera mujer, es lo mismo). Que si masculino que si femenino, que si blanco o negro, que si público o privado, que si este u oeste; el interés de estos términos se pierde cuando la conversación o el debate se estanca en las etiquetas que los bautizan o se entretienen en nimiedades. Díganme entonces, porqué se pierde tanto tiempo en darle vueltas a la misma cosa, sin apenas cambiar absolutamente nada. Díganme si alguien les cubrió los ojos de legañas, o si encontraron demasiados "velos de maya", o si cayeron en la rutina y en la obviedad cerrada de la forma. Si todavía recuerdan aquel mito que aportó Platón, y todavía no lo han convertido en un dato. Si todavía se muerden los labios cada vez, que alguna formalidad ya dicha, se les escapa.