domingo, 20 de diciembre de 2009

El séptimo vientre

Un árbol cuadrado en el espejo
y cuarenta filosofías más en el guardarropía.
Cuatro gatos afinando
y muchos uniformes más.
Abandonados bajo un tranvía que devuelve
sus súplicas tras las cortinas
y las retiene en cuanto asoman los rayos
de ese sol que siempre pierde
la partida a su reverso.
Cincuenta gatos y otra vez esas muertes
impetuosas por volver a morir.
Cuatro sillones y otra vez
todas esas muertes
condenadas cómo siempre
a pronunciar su réplica
y a olvidarse un tacón
en el quinto
o sexto
o enésimo lugar.
Y ese sello torcido
en el séptimo vientre
que se abre.