martes, 29 de diciembre de 2009

Galanterías y dulces; pura arena.

Ahora que el año comienza a ser de arena, dedicaré unas líneas a nuestro valorado, inocuo, escurridizo y metamórfico pasatiempo favorito, que es, nuestro único don: el tiempo que pasa. Le pediré a ese tiempo que no se ensañe con vosotros, y que de vez en cuando se olvide de su manía, no carente de odiosa caballerosidad, que consiste en dejaros pasar (siempre) delante. Le diré que se abstenga de “ustedes primero”, por lo menos por unos días, por lo menos por un tiempo. Él me mirará con sorna y galantería y evidentemente no-me-dirá-nada, pero luego me pasará factura con su clamorosa y dulce costumbre del “cómo-si-nada”. En un soplo encenderá un escalofrío en mi espalda, y al girarme veré mi piel girada ante el espejo. Y entonces me preguntaré qué ha pasado entremedio, me preguntaré qué me he perdido y por cuánto (…) tiempo. Le volveré a dedicar una sonrisa todavía no pérfida, pero sí engalonada, por todos los minutos que me hizo perder sin causa. Revolveré en mi bolso para ver si encuentro un arma eficaz, un algo infalible, cualquier cosa que sea capaz de atravesar ese espejo y arrebatarle el poder de la jugada (o más bien la jugarreta). Y entonces probablemente veré que lo único que me queda por arma son los dientes, y que de éstos, poco a poco, también se encargará de quitármelos. Y le diré, “¿qué absurda compañía me ha seguido a lo largo de estos años?”, y me dirá, “soy tu suerte y tu guadaña, soy tu muerte audaz”, y le diré, “menuda mafia tienes montada, sobretodo, eficaz”. Pero no se molestará ni en volverme la espalda, ni siquiera en darme ese maldito beso, sino que seguirá delante de mí, absolutamente inmóvil, observando con estoicismo y aplomo cómo me muevo al pasar delante de sí. Me dirá que me muevo muy bien, tan bien que le darían hasta ganas de retirarse. Y le volveré a amenazar con el dedo, y a decirle que no se le ocurra tocaros ni un pelo, por lo menos hasta fin de año, o me veré obligada a atravesar el espejo. Galanterías y dulces, amenazas y suertes; pura arena.