viernes, 11 de marzo de 2011

Los sueños en la espalda

Los sueños en la espalda
como libélulas desalmadas
que ya no necesitan causa
ni cama dónde reposar las alas.
Se entremezclan fácil
entre los dedos y el colchón
—respaldando el alma—
aunque el cuerpo siempre sigue ahí.
Y ya despiertos le siguen
ajenos o ciertos
como papeles de acuerdo
entre la verdad
y aquello que dejó de serla.
Dispuestos a alargar la mano
y ya listos para empuñar el arma
—que yacía inerte bajo la almohada—.
Retuvieron en silencio todos los detalles
y velaron tras las llaves por nuestra cara,
descubriendo lentos nuestra piel nueva
y la serpiente que amanece sobre
la simiente que dejamos debajo.
(Poco antes de cerrar los ojos).
(Poco antes de encontrar la mano).